Hoy lo que se valora es la espontaneidad, la naturalidad, la imagen, la moda... ¿tiene algún sentido hablar todavía de intimidad?. La verdadera riqueza del hombre viene de dentro hacia afuera, y por más que nos dediquemos a adornar nuestra vida exteriormente, en nuestra intimidad es donde anida la felicidad que perdura, que es ese el paisaje que debemos cuidar.