Melancólica, soñadora, la joven Irma es una de esas personas que contemplan la vida como si de una obra de teatro se tratara y que, en lugar de tomar parte en ella, desempeñan su papel desde el otro lado del telón. Su marido, el barón Ulrich von Buchow, es todo lo contrario: un hombre pragmático y con los pies en la tierra.