Aleluyas rimadas que tratan de hacer apetecibles los alimentos cotidianos. El conjunto se divide en cuatro partes: desayuno, comida, merienda y cena, y cada aleluya termina dejando en blanco el nombre del plato o alimento aludido para que el lector lo adivine.
Las rimas, simpáticas e ingeniosas, tienden a estimular el olfato, la vista y el gusto como medios para despertar el apetito.