Es una narración muy breve y leve, aguda y divertida. Una novela de detectives clásicos, muy clásicos que, según dice la contraportada, “está pensado como un homenaje a Raymond Chandler, el novelista de prosa más directa – quizás -, y a su personaje, Philip Marlowe, el detective más romántico – seguro – de la literatura negra”, frase que lo dice todo del libro, pues responde muy bien a esa idea.