La vieja doña María subió un día al monte y volvió con una caja en la que había guardado varios bichitos silvestres que le hiciesen más llevadera su soledad. Sucedió entonces que una vecina curiosa y algo chismosa quiso saber qué había dentro. Doña María se lo dijo pero la mujer entendió algo que nada tenía que ver con la realidad.