Residencia en la tierra

Desde una visión existencialista en donde hasta lo material produce asco en el poeta, los olores tedio, sin ninguna puerta abierta a la trascendencia y encerrado en un "yo", el joven Pablo Neruda bucea por los recobecos más oscuros y tenebrosos del alma. Con el tiempo cambiará radicalmente su visión de la vida y en el "Canto General" será difícil reconocer al escritor de los años treinta y de los cuarenta.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1987
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Uno de los libros de poesía que más me han impactado fue "Residencia en la tierra", de Pablo Neruda. La búsqueda por los abismos más osuros del alma humana no me hizo ningún bien, cuando lo leí, por eso es una lectura que nunca recomiendo; tiene su momento, su edad, pero también es necesario acertar con el estado de ánimo preciso que requiere su lectura.
En general, Pablo Neruda me parece un grandísimo poeta a pesar de que no estoy de acuerdo en casi nada de lo que piensa; ni en el plano político, ni ético, ni vital... Pero advierto en él tres características que admiro, aparte de su pericia técnica y su maestría en la versificación:

- La capacidad de constante renovación. Jamás se repite en sus libros, ni por los temas ni por las formas, y esto a lo largo de sesenta años tiene mucho mérito.

- Su sinceridad y honradez, y a sus versos me remito. Así, cuando tiene que rectificar rectifica, pide perdón y sigue sin complejos (recordemos la anécdota de la famosa "Oda a Stalin" que retiró del "Canto General".

- El paso decisivo que dio del YO al NOSOTROS (bien es cierto que por medio del marxismo, aunque también del americanismo). Su siguiente libro fue esa desmesura del Canto General, pretencioso canto épico, que con todos su mitos y todas sus mentiras es un libro genial, en especial sus "Alturas del Machu Pichu", con esa suerte de experiencia sobrenatural y sobrecogedora, social, sencilla y sublime a la vez.
El poema que mejor resume todo el libro es el famosísimo "Walking Around". Es desgarrador, doloroso y mentiroso, muy influido por el surrealismo. Pero resume todo el libro y, la verdad, ¿quién no ha sentido de alguna manera cernirse sobre sí esta terrible sombra que con tanta crueldad describe? A lo mejor nadie, y los raros somos él y yo. Os copio el poema por si os interesa:
Sucede que me canso de ser hombre./
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines/
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro/
Navegando en un agua de origen y ceniza.//

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos./
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,/
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,/
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.//

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas/
y mi pelo y mi sombra./
Sucede que me canso de ser hombre./

Sin embargo sería delicioso/
asustar a un notario con un lirio cortado/
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja./
Sería bello/
ir por las calles con un cuchillo verde/
y dando gritos hasta morir de frío/

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,/
vacilante, extendido, tiritando de sueño,/
hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,/
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.//

No quiero para mí tantas desgracias./
No quiero continuar de raíz y de tumba,/
de subterráneo solo, de bodega con muertos/
ateridos, muriéndome de pena.//

Por eso el día lunes arde como el petróleo/
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,/
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,/
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.//

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,/
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,/
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,/
a calles espantosas como grietas.//

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos/
colgando de las puertas de las casas que odio,/
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,/
hay espejos/
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,/
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos./
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,/
con furia, con olvido,/
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,/
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:/
calzoncillos, toallas y camisas que lloran/
lentas lágrimas sucias.