Cosa de risa

En esta novela inquietante y conmovedora William Saroyan investiga la vigencia del orgullo y el perdón ahí donde el amor no puede ser ya el preludio de la felicidad, sino tan sólo la respuesta magnánima y dolorosa hacia aquellos que por sus actos se revelan como desconocidos. Cosa de risa, exploración límite sobre el amor y recreación de los poderosos lazos fraternales de una comunidad armenia en California, ilustra cabalmente el por qué del creciente prestigio de su autor como de uno de los grandes narradores norteamericanos del siglo XX.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2008 El Acantilado
205
84-96834-37-8

Original de 1953.

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3
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Imagen de enc

Swan reconoce a Evan, su marido, que el hijo que espera no es de él. La primera reacción de Evan es de cólera. Después decide que tiene que doblegar su orgullo en beneficio de los hijos de ambos, Red y Eva. Swan piensa que nunca obtendrá el perdón de Evan y que lo mejor que puede hacer es desaparecer. El pequeño Red desconoce el fondo del problema, pero vive con miedo la tensión entre sus padres.

La novela nos presenta tres casos distintos: El del matrimonio Walz, que a decir de sus hijas se detestan pero siguen viviendo juntos; una decisión tomada años atrás los ha distanciado. El caso de Dade, hermano de Evan; hace años que no ve a su esposa y a sus hijos y mantiene relaciones con otra mujer con hijos propios. Por último están Evan y Swan con sus hijitos. Dicen que se quieren, pero atraviesan una crisis debida a la infidelidad de Swan. Evan hace una afirmación curiosa según la cual "a ella hay que ayudarla a ser buena". Esas cosas es mejor pensarlas antes que después. El que se casa con una guapa veinteañera y después se va a la guerra, como hizo Saroyan, corre ese tipo de riesgos. Y si sucede algo, más vale tomarse las cosas con paciencia y buen humor ("es cosa de reirse"). Al parecer la novela está inspirada en los problemas matrimoniales del propio autor.

No conozco otra novela en la que se aborde tan intensamente el sufrimiento de las parejas en dificultades e incorpore, además, el punto de vista de los hijos. Las jóvenes hijas del matrimonio Walz reconocen que unas están a favor del padre y otras de la madre. Eva, hija de Swan y Evan, en ocasiones no comprende las reacciones de su madre, pero adora a su padre. Por su parte Red, más mayor, ha sido testigo de las reacciones violentas del padre hacia la madre y tiene miedo.

Se trata de una obra de tesis, interesante, pero que no termina de encajar con lo que es una novela. No mantiene el interés del lector a lo largo de sus páginas y termina con un final dramático. Resulta fácil de leer, ya que la prosa de Saroyan es suave y nada barroca. Siempre estaré en desacuerdo con la costumbre reciente de cambiar los títulos de las novelas, ya que ésta había sido publicada por Plaza y Janés con el título de "Es cosa de reirse".

Imagen de Azafrán

Evan Nazarenus, como muchos profesionales, decidió aceptar un puesto en una universidad lejos de su familia. Su mujer, Swan, sintió la soledad y se refugió en brazos del mejor amigo de Evan. La situación angustiosa por la que pasaba el amigo –una enfermedad que le aproximaba a la muerte- favoreció la debilidad de su traición. De esa traición Swan quedó embarazada.
Terminado su trabajo en la universidad, Evan lleva a Swan y sus dos hijos a pasar unas vacaciones en un pueblo en California. Es ese momento el que favorece que Swan le confiese su traición y las circunstancias en las que se encuentra.
La novela de William Saroyan presenta a la consideración del lector los sentimientos de angustia, de soledad y la indecisión que sufre Evan. Su responsabilidad como padre le llevará a aceptar de nuevo a su mujer y madre de sus hijos pero no se sentirá con fuerzas para aceptar el hijo que lleva en su vientre y que no es suyo.
Describir los sentimientos por los que transita la pareja y las relaciones con otras parejas del entorno llevan al lector a comprender los tormentos personales y las reacciones a veces no correctas.
El contraste entre la manera de ver la vida de los adultos y la forma que tienen los niños de acercarse a la realidad presenta ángulos complementarios de la vida cotidiana.
El personaje de Evan Nazarenus aúna características casi autobiográficas de William Saroyan, cuyo padre llegó a los E.E.U.U. como emigrante armenio y se estableció en un pueblo de California, el mismo paisaje en el que el autor ha situado su novela.
El ritmo de la novela puede parecer lento a veces. En las últimas 50 páginas se precipita en una solución dramática que llevará al lector a una profunda reflexión sobre lo que significa la fidelidad en la pareja y las consecuencias de la traición, la aceptación y el perdón.

Imagen de Ran

Estoy de acuerdo con Artemi y Cattus acerca de la calidad literaria de la obra, y aunque presenta un sustrato muy positivo de la familia: los diálogos del padre con los hijos, y entre ellos son deliciosos –lo mejor de la obra, sin discusión-, denota una considerable confusión de ideas en temas trascendentales: infidelidad, embriaquez, homicidio, suicidio, confusión entre lo que está bien y está mal, etc., hacen que el contenido espiritual y humano de la obra esté entreverado de luces y sombras.

Imagen de cattus

Coincido plenamente con Artemi. "Cosa de risa" es una novela muy dura, pero muy bien escrita y que da mucho que pensar sobre la familia. Son significativas las palabras de uno de los hermanos protagonistas: "Si no te tomas en serio la familia, todo se viene abajo" (pág. 183).

Imagen de Artemi

El último libro editado de William Saroyan, Cosa de risa (el Acantilado 2008) no es tan grande como esa maravilla que tanto me conmovió, "La Comedia humana". Sin embargo, y a pesar del sabor agrdulce que deja en el paladar, y a pesar también de que no sea mucha cosa de risa lo que en el libro se cuenta, merece la pena leerlo. Si "La Comedia humana" recordaba de modo explícito y bellísimo a Ulises y la "Iliada", la vuelta a casa tan peculiar y fantástica que se da en esa novela, en "Cosa de risa" recordamos inevitablemente las grandes tragedias clásicas de Sófocles y Eurípides, donde el fatal destino es inevitable. Con todo yo me quedo, como en la otra novela de Saroyan, con los personajes que desfilan por las páginas, con esos seres que hacen muchas cosas mal, pero muchas cosas bien, y la que mejor hacen, la que los salva a todos, la que nos enamora, es su capacidad para amar. Red y Eva, los chicos, son encantadores, y curiosamente, como en "La Carretera" de McCarthy, descubren, en la figura de su padre, a Dios. Swan, la mujer de Evan, es a pesar de todo, una gran mujer. Los Waltz, como Bart o Cody, Dade... son personas que ante todo aman. Y de la misma forma que al terminar la novela de La Comedia uno desea conocer Íthaca (California), ahora sóo pienso en Clovis, California, y en sus viñedos, y en sus higos maduros, y su precioso río para pasar el día de picnic...