David Golder

Primera novela de la autora, publicada en 1929, que narra la vida de un financiero judío de origen ucraniano radicado en París. En su continua lucha por hacer dinero, se ve acuciado por las constantes exigencias de su mujer y su hija, derrochadoras que no se acercan a él más que para exigirle que pague sus demenciales gastos. Agotado por el ritmo frenético de sus negocios y el temor al fracaso, enferma del corazón y debe abandonar toda actividad, lo que le lleva a la bancarrota y a ser abandonado por su familia. Con riesgo de morir, lleva a acabo una última y audaz operación económica para dejarle una fortuna a su hija, a la que quiere mucho pese a existir ciertas dudas sobre su paternidad.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2006 Salamandra
158
978-84-9838-059-0
Valoración CDL
3
Valoración Socios
3.25
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Imagen de Azafrán

David Golder, un banquero de raza judía, cuenta su historia al lector. No es una historia lineal. Comienza cuando el hombre de negocios y banquero se desembaraza de un tal Simon Marcus que le había estado engañando en los negocios. Como consecuencia, Simon Marcus pone fin a su vida arruinado económicamente.
David Golder decide poner orden también en su familia. Su mujer, una judía a la que prometió fidelidad en su juventud, y por la que se ha sacrificado a lo largo de toda su vida, vive en una mansión en el sur de Francia, con toda clase de lujos y derroches a sus expensas y en compañía de un hombre, Fischl, con el que le es infiel.
Golder comenzó en un puerto del Mar Negro, en Ucrania en los oficios más bajos. Se casó muy joven y emigró pero nunca se olvidaba de mandar a su esposa dinero más que suficiente para que pudiera vivir con dignidad, incluso quitándose de lo boca lo más necesario. Su mujer se acostumbró a vivir lejos de él y con holgura. Sólo le visitó en una ocasión y unos meses más tarde le hizo saber que había nacido una niña.
A Golder le fueron bien los negocios y pudo rodear a ambas de toda clase de lujos. Pero su solicitud no fue correspondida ni con la fidelidad de la esposa ni con el cariño de la hija cuyo comportamiento resultaba un tanto ambiguo.
El agotamiento hizo mella en la salud de Golder y la preocupación de la esposa y de la hija no era otra que tratar de asegurar su futura vida. Golder se ve postrado y estalla el comportamiento egoísta de la esposa quien termina por confesar que Joyce no es hija suya, si no del amante.
Aunque su familia no pueda ser el resorte que mueva su esfuerzo en los negocios y a pesar del quebrantamiento de su salud, Golder se lanza a un nuevo negocio con la petrolera rusa Tübingen que le obligará a viajar a Moscú para firmar el contrato. Allí, acompañado por su secretario, sufre un infarto. Pero no ceja en las negociaciones hasta ver conseguido el contrato tal y como lo deseaba. Mientras su secretario regresa a casa, el se desplaza a Ucrania y toma un barco hacia Costantinopla. En el barco conoce a un joven judío que emigra con la intención de mejorar su futuro, igual que él lo hizo hace años.
Irène Némirowsky, en esta novela, perfila nítidamente la pasión por el trabajo, por los negocios y por el poder. No hay fuerza más poderosa que pueda arrastrar a un enfermo de su lecho. Una pasión aún más fuerte que el amor o la familia. Una pasión que puede ser tan destructiva como la pasión del amor.

Imagen de acabrero

Espléndida alegoría de la avaricia. Como si de los miles y miles de obsesionados por el dinero de hoy se tratara, Némirovsky describe, al principio del siglo pasado, la enfermedad atávica del enriquecimiento. Toda una vida de trabajo agobiante, de engaños e infidelidades, bajo la sombra del empeño por tener muchísimo dinero. ¿Y paré qué sirve todo eso? De un modo distinto a “El baile” donde describe también ese mundo tórrido del nuevo rico, es esta una novela breve pero obra maestra para apreciar en toda su crudeza el absurdo del deseo de reconocimiento por encima de cualquier cosa. Llegando a extremos que no son más que la vida misma, más hoy todavía que en la época en que ella escribe, deja constancia con su riqueza narrativa de todo un mundo de frivolidad y egoísmo.