Uno lee noticias y escucha opiniones, frecuentemente dispares, acerca de la enseñanza del castellano y de las lenguas autóctonas, sobre todo a raíz del conflicto catalán. Siempre he pensado que la solución está en enseñar bien ambos idiomas, para que todos se enriquezcan y salgan ganando. Cada lengua es un tesoro que merece la pena mimar, el que conoce más de una lengua me parece una persona afortunada.

Prudenci Bertrana (1867-1941) es uno de los escritores modernistas en lengua catalana más destacados, además de autor de una valiosa obra pictórica y periodística. Recientemente, un hermano mío me aconsejó la lectura de Tres presoners ("Tres prisioneros" de 1957, reeditada por Club editor Jove, 2017), una de las novelas escritas por Aurora Bertrana (1892-1974), la única de las cuatro hijas del escritor que sobrevivió. Una mujer valiente que, al principio, tuvo que superar la oposición de su padre a que se dedicara a escribir y a otras tareas artísticas. Una gran viajera, una persona culta y sensible, que intervino también, sobre todo antes de la guerra civil, en la política y en la defensa de los derechos de la mujer.

El bilingüismo me ha permitido leer en catalán este texto breve, pero muy interesante, sobre la experiencia de Aurora, al acabar la Segunda Guerra Mundial, en un pueblo francés, al que llegan tres prisioneros de guerra alemanes, para ayudar en las tareas agrícolas, puesto que la mayor parte de los varones de la zona ha muerto en el frente o durante la ocupación nazi.

La historia de la recepción de los prisioneros y de las reacciones tanto de estos como de los lugareños resulta ya de por sí interesante, pero Aurora Bertrana huye de tópicos y de lugares comunes y nos ofrece un relato lleno de matices: el odio junto con el perdón, las experiencias y reflexiones sobre la guerra, sea en el frente sea en la retaguardia, la desesperación de unos junto con las esperanzas de otros, descritos con una prosa cuidada y elegante. Una historia llena de dramatismo, porque las secuelas de cualquier guerra son siempre terribles, mírese como se mire, pero en la que se muestra también la complejidad del ser humano, con sus miserias y su grandeza.

Luis Ramoneda  

Comentarios

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Pienso que en el área española de habla castellana debían ofrecerse, de forma opcional, las lenguas periféricas. No se trata de aprenderlas para viajar a Barcelona o Bilbao, se trata de alcanzar una mejor comprensión entre las distintas regiones españolas y que éstas no se sientan disminuídas pensando que sus lenguas propias son algo innecesario cuando no ofensivo.