Astrología interior

Poca duda ha tenido la crítica para situar a Beatriz Villacañas (Toledo, España) como una de las poetas más relevantes de su promoción. Poeta de la soledad y el amor, línea clara alejada de oropeles, íntima y mágica, atenta a mundos propios, delicados, y poseedora de un cuidado ornato plástico o de imágenes. Desde ahí se emplea con una singular maestría para combinar metros tradicionales (la lira, el soneto, el haiku), y el versículo. Premios y crítica han destacado ese saber decir, experiencial sin narratividad, reflexivo y vitalista. Esa maestría para decir sin lanzar el plomo a fondo de lo desolado, de sugerir sin lastrar o empecinarse en el dolor, de ser grácil y seria simultáneamente, constituyen uno de los estilemas más característicos de esta poesía y su saber decir desenvuelto, ágil. | RAFAEL MORALES BARBA

La sensibilidad en el concepto, la lectura cadenciosa y, cuando opta por la rima, una sonoridad original donde la poetisa alumbra en realidad, más que verbo, música: así podríamos caracterizar la poesía de Beatriz Villacañas, doctora en Filología, profesora en la Universidad Complutense de Madrid y, ante todo, creadora. Lo lleva en la sangre, como hija del poeta Juan Antonio Villacañas.

Antología poética de Beatriz Villacanñas, una de las voces más interesantes de la poesía actual.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2019 Edicions Deslinde
223
978-84-120956-0-9

Buena edición, cuidada, elegante, en rústica.

 

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Imagen de cattus

En esta antología, se recogen poemas de diez libros de la autora y otros publicados en diversos medios. El deslumbrante endecasílabo con el que se abre el libro (La eternidad habita en el abrazo) marca la pauta de los grandes temas que se nos ofrecen y de la exigente tarea de Beatriz: el amor humano y divino, el paso del tiempo, la muerte  y la memoria, el sentido de la existencia, la relación con la naturaleza, la creación poética... La autora ha heredado de su padre el dominio de la lira y de otras estrofas clásicas, como el soneto o el romance, pero también la musicalidad del verso libre. Las imágenes y metáforas son vigorosas, siempre acordes con los temas de fondo. Destacaría los poemas de tema amoroso, de una expresividad que se podría calificar de encarnada. También se nota, además de la influencia de nuestra mejor poesía, la de otras latitudes, sobre todo las de ámbito anglosajón, pues la autora es filóloga y ha estudiado y traducidos a escritores ingleses, irlandeses... Un libro que merece la pena leer, abierto a la trascendencia y a la belleza, muy adeucado para reflexionar en estos tiempos de zozobra. Luis Ramoneda