Sicilia

Sicilia ha sido objeto de invasiones militares desde los griegos hasta la Segunda Guerra Mundial; habitualmente sus gobernantes no eran naturales de la isla y solo tenían interés en repartirse las tierras o en esquilmar sus recursos agrícolas, pesqueros o sus depósitos de azufre; por último los avances sociales tardaban en introducirse entre sus montañas agrestes. Por el contrario, ha ido acumulando un número importante de obras artísticas, recuerdo de las distintas civilizaciones que han pasado por la isla mediterránea.

Con base en lo anterior, el autor defiende que el siciliano ha tenido una escasa autoestima, que solo tenía ocasión de ejercitar a través de la reticencia a ser gobernado, de las rivalidades de tipo local, por ejemplo, entre Palermo y Siracusa, Catania o Mesina, y más recientemente, por medio de sus hombres de honor, árbitros privados que frecuentemente terminaron siendo temibles hombres sin escrúpulos: los mafiosos.

El retraso de Sicilia como sociedad hizo que sus gobernantes y reyes, pusieran su mirada más al norte, en el reino de Nápoles; éste, unido a la isla, formaría el Reino de las dos Sicilias, una continental y otra insular. Desde la unificación italiana la isla está más integrada en las corrientes de pensamiento y en la modernidad que, sin embargo, siempre han encontrado un obstáculo en la llamada Cosa nostra.

Juntamente con la historia de Sicilia, el autor nos informa sobre aquellas potencias europeas que alguna vez tuvieron algún tipo de influencia en la misma. De lectura amena, considero que este libro es más una obra de información y casi de estudio, que una obra literaria.