Matrimonio y felicidad

Se parte del hecho de que en un mundo como el de hoy, donde se busca tan ansiosamente la dicha, parece abundar el número de descontentos. Se examina la naturaleza auténtica de la felicidad, para concluir que ésta es directa y exclusivamente proporcional a la capacidad de amar expresada en obras, al olvido de sí.

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2003 Palabra
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Aunque el título pudiera dar a entender lo contrario, no estamos ante un libro de autoayuda (lo que no quiere decir que no ayude eficazmente a encontrar la felicidad). El autor analiza la sociedad contemporánea y concluye que son demasiados los síntomas de malestar que la aquejan, especialmente, porque lo que se refiere a las cuestiones más de fondo, en los llamados países «desarrollados» o «superdesarrollados». La paradoja la resuelve, tras delicados análisis que se apoyan en la literatura, la psiquiatría y la filosofía, con un enunciado revelador: la felicidad solo se consigue cuando no se la persigue. Afirma a continuación que lo que hoy conocemos como felicidad —la dicha, el «estar bien en la propia piel»— constituye la resonancia subjetiva del crecimiento del ser humano en su condición estricta de persona: de la mejora personal. Y como ese perfeccionamiento lo otorga solo el amor, amor y felicidad van de la mano. Pero el amor se mide en relación al otro, no a sí mismo. De ahí que la felicidad se logre cuando uno, al poner toda su atención en el bien ajeno, se olvida por completo de sí; y de ahí que tenga siempre el carácter de algo que sobreviene por sorpresa, inesperado… justo porque no se buscaba. El apartado final aplica estas conclusiones a la vida conyugal: el matrimonio no es un seguro de felicidad, sino más bien una escuela de amor; cuando cada cónyuge pone todo su empeño en hacer feliz al otro, también él experimenta, como corolario, de forma siempre sorprendente y sorpresiva, la propia dicha.
Estimo que la lectura de este breve escrito resulta sumamente esclarecedora.