Benedicto XVI. Una vida

 

La biografía de Ratzinger/Benedicto XVI escrita por Peter Seewald poco después del final de su pontificado es, como ya se ha comentado en anteriores artículos, una auténtica joya. En realidad, al escribir estas palabras, pasa por la cabeza una idea constante en la lectura de este voluminoso libro: ¿qué es una joya, el libro o la vida de Ratzinger? Y, desde luego, no queda más remedio que decir que el trabajo realizado por el biógrafo es impresionante y supone un esfuerzo de documentación extraordinario, para llegar a tantos detalles de los muchos años del Papa, desde que era muy jovencito hasta que se retira como papa emérito.

Pero no cabe duda de que, sobre todo, lo que el lector detecta es que la vida de Benedicto XVI es extraordinaria. El libro tiene 1080 páginas, sin contar el número notable de las dedicadas a notas y el amplísimo índice de nombres, que sin duda ayudan en gran manera en su lectura. Es letra no muy grande, son párrafos densos y largos, lo que sirve de advertencia para el lector: hace falta bastante tiempo para terminar su lectura.

Y una vez añadida esa información no queda más que animar a enfrentarse con este libro magnífico. Hacen falta tiempos largos, porque leer este libro a 10 minutos diarios, no tiene ningún futuro. Pero es un libro que remueve, que influye y que aporta todos los datos para ratificar que Ratzinger es de las personas más doctas de la historia de la Iglesia, que se comparará con el tiempo a los más grandes sabios, pero, además, por su rectitud, por su afán de enseñar, por su ímpetu para influir positivamente en la vida de la Iglesia, no tenemos duda en decir que llegará a la lista de los santos. Y además de los santos relevantes, hoy y mañana.

Es uno de esos casos en que se manifiesta la relevancia de la sabiduría en la santidad de la Iglesia, pero también la influencia de la rectitud personal para llegar a la sabiduría. Esa sabiduría que influye siglo tras siglo en la vida de la Iglesia, como ha sido la de Agustín de Hipona, Ambrosio de Milán, Tomás de Aquino, Romano Guardini, y tantos otros.

Por eso, la lectura de esta voluminosa obra compensa sin ninguna duda, aun cuando haya que hacer un plan adecuado para abordarla. Si se dejan pasar esos momentos adecuados es más difícil seguir la historia, por los muchos nombres, fechas y circunstancias diversas.

Juan Pablo II ha sido canonizado a los pocos años de su muerte. Había todo un ambiente relevante de constancia de su santidad. Quizá podríamos preguntarnos por qué todavía no hay una causa abierta sobre la santidad de Benedicto XVI. Me parece que hay circunstancias humanas, problemáticas históricas, que han influido. Juan Pablo II eran un hombre muy simpático. Son inolvidables las imágenes del papa Wojtyla riéndose delirante al presenciar la actuación de unos payasos, en una reunión con universitarios en Semana Santa de unos de los años primeros de su pontificado.

Ratzinger ha sido un hombre muy discreto. Antes de su elección no era conocido por la mayoría de la gente de a pie, lo que supone que le han conocido con más de 70 años. Además, siendo un hombre sonriente y con un rostro amable, no era precisamente muy dicharachero. Por otra parte, los enemigos de la Iglesia le pusieron en varias ocasiones entre la espada y la pared, criticándole por el simple hecho de ser totalmente seguro en su doctrina. Peter Seewald cuenta con bastante detalle muchas de las intrigas inventadas contra él.

Pero leyendo su vida, especialmente esta biografía tan detallada, comprendemos lo que es un hombre santo y sabio.

Ángel Cabrero Ugarte

Seewald, Peter. Benedicto XVI. Una vida. Editorial Mensajero. 2020. 1150 pp. 

 

 

 

 

 

 

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