Compendio de filosofía tomista

 

Eudaldo Forment (Barcelona, 1946), catedrático emérito de Filosofía de la Universidad Central de Barcelona, ha dedicado su vida a estudiar la filosofía realista de Santo Tomás y, al final del camino, ha compendiado sus descubrimientos en un compendio de filosofía tomista que ahora deseamos comentar.

En primer lugar, destaca Forment, el maravilloso equilibro de fe y razón de todo su edificio teológico y filosófico, pues en ambos hay una búsqueda de la razón, de lo razonable para saciar el ansia de verdad que anida en su corazón. Así pues, distinguirá entre filosofía y teología para hacerlas caminar al unísono (26).

Enseguida nos dirá: “Las verdades filosóficas preámbulos de la fe, que se encuentran en la revelación, constituyen los principios o tesis comunes de la llama actualmente filosofía cristiana” (32).

Asimismo “Santo Tomás prueba que la felicidad del hombre está en la visión de Dios con un hecho de experiencia: no se es perfectamente feliz mientras quede algo que desear y buscar” (35). Además, añadirá que en el acto de fe interviene la autoridad de Dios: “La única razón de su verdad es el mismo Dios que revela al hombre” (37). Finalmente tratará de las vías de acceso a Dios (44).

Por supuesto, debemos detenernos en la esencia de Dios y sus atributos, según santo Tomás, quien considera que: “su exposición está confirmada por la Sagrada Escritura, porque cuando Moisés preguntó a Dios su nombre, le contestó: Yo soy el que soy (Ex 3, 13-14). Le reveló que su nombre propio es el que es” (47).

Un aspecto interesante de santo Tomás es su afán de conocer el mundo creado para conocer su creador: “el obrar sigue al ser” (67). Además, Dios da el ser y gobierna la creación mediante su ley eterna y providente. Además, la belleza es un reflejo de la bondad de Dios (73). Finalmente, respecto a la creación del mundo santo Tomás dice que sabemos que fue creado por revelación (75).

Cuando habla de la libertad del hombre, recuerda santo Tomás que es limitada, puesto que es creada, pero a la vez es verdadera libertad moral, por tanto autodeterminación al bien (81).

Evidentemente, uno de los capítulos fundamentales de este compendio y, en general de la doctrina tomista, es la dignidad de la persona humana (96). Como imagen y semejanza de Dios, está dotado de entendimiento, voluntad, afectos y sentimientos (97). Dotado de alma inmortal (99) y de un cuerpo que resucitará el último día (109). Lógicamente, el concepto de persona humana como sujeto de derechos y obligaciones ante la ley (125) y con capacidad de comunicación (134) y destinado a la felicidad (237), aunque exista el mal que nunca es causado por Dios (255) sino por la libertad.

José Carlos Martín de la Hoz

Eudaldo Forment, Compendio de filosofía tomista, editorial san Román, Madrid 2025, 290 pp.