Contemplar la Navidad con los ojos de María

 

Estamos en Navidad y, por tanto, es tiempo de alegría, de estar en familia, de quedarse a solas con Dios, de rebrotar la felicidad de la Navidad y, por supuesto, de hacer y de recibir regalos, aunque sea “solo” el de la amistad.

Ediciones Palabra nos invita este año a mirar la escena de la navidad muchas veces hasta llegar a la contemplación y, por tanto, a saborear lecciones que se graben para siempre en el ama y, por eso, ha pedido al profesor de Nuevo Testamento y joven sacerdote Juan Carlos Vizoso (1983) que comparta con sus lectores la sabiduría adquirida tras tantos años de oración, estudio y meditación.

El ángulo que el autor ha escogido ha sido el de los ojos de María y, verdaderamente, tras la lectura atenta del texto se puede afirmar que son muchas las luces que ha recibido a lo largo de su vida y, no pocas de ellas, las ha logrado exponer de modo que nosotros ahora, a la distancia física de la pandemia obligada, pero también de la cercanía de la fe, nos engolfemos como él en una escena tan divina y humana como la del Portal de Belén.

A la vez, el autor ha leído en las fuentes de la hagiografía, de la vida de los santos y, ha aprendido de ellos a mirar a María, a entrar en su corazón y en su pensamiento, pues la primera lección de los santos es la de ser maestros en el amor a María y desde el corazón de María “querer al Niño que va a nacer”. Así de la mano de san Francisco añadirá: “María es el corazón más transparente que se asoma a contemplar el Misterio, pues lo vive en primera persona. Mas aún, Dios ha querido que María fuese la mediadora de ese Misterio. No hay mejor mano a la que agarrarse para adentrarse en la verdad de la Navidad” (16).

Asimismo, es conmovedora la humildad del profesor Vizoso para poner en nuestras manos sus descubrimientos, notas y estudios de tantos años sobre la exégesis de los textos que hacen referencia a la Navidad y que han podido estar en el corazón de María, como los Salmos, para poder vibrar con ella y unirnos a su oración: “proclama mi alma la grandeza del Seño” (Lc 1,46).

Es muy interesante, como nos hace caer en la cuenta nuestro maestro (29), que las primeras palabras del Magníficat que pronuncia María coincidan con las palabras de los pastores al regresar a sus casas después de adorar al niño, pues volvían: “glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, según les fue dicho” (Lc 2, 20).

Enseguida nos habla de la alegría inmensa de los textos de la natividad, a pesar de las dificultades y contrariedades de un nacimiento accidentado, en un lugar inhóspito y con animadversión de Herodes, del egoísmo de muchos corazones humanos: “El misterio de Navidad nos recuerda que Dios, habiéndose hecho carne de la carne de María, de alguna manera, se ha unido a cada ser humano, y habiendo amado con corazón de hombre, conoce y está unido y apasionado por cada rincón de la vida de toda persona. Ese es el encuentro que lleva a la alegría profunda e inacabable de la auténtica fe cristiana” (39).

José Carlos Martín de la Hoz

Juan Carlos Vizoso, Mirando al Misterio. Contemplar la Navidad con los ojos de María, ediciones Palabra, Madrid 2020, 111 pp.