La novela de Álvaro Pombo, “La aparición del eterno femenino”, escrita en el siglo pasado, es un excelente modo de reflexionar sobre la diferencia tan importante que existe entre los niños de aquellas épocas, años 50, y lo chavales de hoy en día, influidos con gran frecuencia por un ambiente antinatural y tergiversado.
La novela de Pombo muestra, de modo magistral y nada fácil, el cambio de un chico infantil e imaginativo, que se considera el rey en su ambiente, ante sus amigos, con un planteamiento puramente juguetón, sin grandes pretensiones. Y cómo, por la presencia frecuente en su casa de una chica de edad parecida, acogida por motivos políticos, su mente empieza a girar hacia la adolescencia. Es una historia situada en los años de la II Guerra Mundial.
Es la relación entre dos amigos, el Ceporro, narrador, y el Chino, a quienes se une la alemana desplazada a causa de la guerra. Una historia tierna que muestra la normalidad de los niños de esas edades. Que muestra una vida familiar muy normal, con un estilo en la narración que favorece que el lector se introduzca en lo que era la vida en los pueblos y ciudades de España durante muchos años.
Indudablemente es mucho más interesante leerlo ahora, unos cuantos años después de su escritura y más años aún desde la situación de los protagonistas en mitad del siglo pasado, para darnos cuenta de los cambios en los planteamientos familiares y en las costumbres de los jóvenes. Habrá quien piense que son imaginaciones del autor, pero a quienes tenemos memoria de esas épocas nos sirve para recordar cómo era la vida.
Una vida más natural. La de ahora es más tecnológica y, por lo tanto, más artificial. Ahora un chaval de trece o catorce años puede estar viendo obscenidades antes de tener ninguna experiencia del descubrimiento natural con el amigo o la amiga en el cole o en la calle. Y el libro de Pombo nos refresca la memoria para ser más conscientes de la pobreza en que vivimos, o mejor, en que viven tantos chavales abocados a la pura observación de imágenes y relatos tantas veces antinaturales.
La naturaleza contra la tecnología. No es que sean conceptos contradictorios pero el problema para muchas personas es indudable. Y es un problema especial para los jóvenes si tienen la desgracia de descubrir lo artificial (tecnológico) antes que la naturaleza de las cosas, y que la naturaleza de las personas, y que la naturaleza del amor.
El libro de Pombo tiene la gran ventaja de entretenerse, con descripciones muy detalladas, en los modos de ser de un chico de esas edades, no totalmente determinadas, pero en la frontera entre la infancia y la adolescencia. El paso del juego infantil a los sentimientos del adolescente. No es fácil para el observador moverse en esos momentos, pero nuestro autor lo hace con un arte extraordinario. Eso hace especialmente recomendable la lectura de esta novela.
Aconsejable pues por la ayuda en la reflexión, para padres y educadores, porque es fácil estar en la inopia, no ser conscientes del daño que se puede hacer a los jóvenes por la imprudencia de quienes tienen que enseñar.
Ángel Cabrero Ugarte
Álvaro Pombo, Aparición del eterno femenino, Anagrama 2024