El pasado no cabe en la historia

 

El filósofo, pensador y profesor de la Universidad de Santiago de Chile, Sergio Rojas, ha logrado editar un magnífico trabajo sobre el sentido de la historia que merece ser leído y reseñado con tranquilidad.

Estamos ante un interesante y perspicaz ensayo de historia, filosofía de la historia y literatura acerca de la interpretación histórica, eso sí marcado por los recuerdos traumáticos del autor sobre la caída del régimen de Salvador Allende en septiembre de 1973.

Verdaderamente, aquella victoria del Frente popular en Chile en tiempos del eurocomunismo, las utopías marxistas en Europa y América y el despertar de la teología de la liberación en América fue cortado secamente por la acción de la CIA y el golpe militar del dictador Pinochet.

Se comprende toda la primera parte de este trabajo que vuelve una y otra vez a esos hechos traumáticos que continúan con el imposible esfuerzo tanto intelectuales para perdonar como para olvidar de tantos chilenos y de tantos pensadores que siguieron aquellos hechos en tantos países del mundo.

Toda la primera parte de este interesante trabajo podría resumirse con palabras del autor con la expresión: “¿Cómo afrontar moralmente lo irreparable?” (52). Una cuestión que deja en el aire. Ahora bien: a modo de queja sin más alcance, afirmará que existen en Chile muchos jóvenes convertidos en viejos prematuros porque se les ha quitado la ilusión de pensar en ilusiones utópicas (64).

Inmediatamente, planteará otra cuestión igual de importante: “¿El pasado cabe en la historia?”. Es indudable que las interpretaciones de la historia si se pretende meterlas juntas con los hechos históricos harían una historia mucho más extensa que lo que ocurrió realmente. Pero es interesante caer en la cuenta de que los historiadores deberíamos ser humildes para aceptar que nuestras opiniones son sencillamente opinables.

También, parece importante recordar un apunte interesante de nuestro autor cuando afirma: “En los libros de historia nacen épocas, al modo en que emergen continentes” (105). Ciertamente cuando se ve la historia de la geología y las épocas de las glaciaciones o los diversos cambios de las orogenias, los continentes emergen con gran rapidez, pues la historia como el papel lo aguanta todo. Es un problema de escala. Por eso emerger épocas es tan inútil como necesario para simplificar la historia y que quepa en una clase. Terminaremos invitando a leer páginas memorables: “el pasado como historia podía ser rememorado en el presente, podría ser pesquisado para intentar aclarar lagunas (…). La cotidianidad pretérita emerge en la memoria como un cúmulo de situaciones, imágenes flotantes” (144).

José Carlos Martín de la Hoz

Sergio Rojas, El pasado no cabe en la historia, ediciones Palinodia, Santiago de Chile 2024, 280 pp.