En busca de la trascendencia

 

El catedrático emérito de Metafísica de la Universidad de Navarra, el Profesor Alejandro Llano (1943), confiesa en el comienzo de la introducción del libro que ahora deseamos reseñar que quizás este libro sea el más serio, breve, atrevido y sincero de todos los que han salido de su ordenador.

Comenzaremos por agradecerle al ilustre catedrático su sinceridad y amor a la verdad, para reconocer a lo largo de estas páginas las verdades que ha intuido y experimentado de Dios y que haya permitido darlas a conocer a todos los que desean hablar de Dios, de trascendencia y de metafísica en el ambiente universitario actual, pues requiere buenas dosis de audacia y serena fortaleza.

Como reconoce el autor para él la cuestión de Dios no es ni superficial, ni baladí y que el trato diario y personal con Dios le ha dejado una huella indeleble en el alma, se ha convertido en una clave existencial, sin la cual no podría auto entenderse ni explicar el sentido profundo de sus pasos y acciones.

A la vez, el profesor Llano también desea compartir con el lector sus dudas y vacilaciones filosóficas y lo hará mediante un diálogo con un recalcitrante amigo, un alter ego, medio escéptico, medio realista, inconformista y medio ateo, pero nada militante y por supuesto nada agresivo. La obra, de ese modo, adopta y conserva el frescor de los temas y autores de actualidad.

Resulta impresionante la lectura de varios pasajes de este trabajo por el realismo de la narración y, sobre todo, por la actualidad de las cuestiones humanas y divinas que aborda, como el evolucionismo, el universo y la creación, el dolor, el amor, la amistad, el mal, la libertad, la autonomía, es decir, las cuestiones corrientes que cualquier persona se plantea, son abordadas con profundidad, seriedad pero, por supuesto, con muy buen humor y su chispa de simpatía.

La conclusión del trabajo es clara y contundente: la salvación solo puede venir de fuera (24), de la figura y de la obra de Jesucristo, del único del que nos podemos fiar y quien nos trae la plenitud de la revelación, pero que esencialmente nos ama y da la vida por nosotros y por nuestra salvación (159).

Indudablemente en el filosofar se van aclarando muchas cuestiones dada la belleza de la fe (51), la escasa fundamentación del azar (95), sin miedo a la muerte como le pasaba a Unamuno (145), “porque tengo proyección de infinitud puedo saberme finito” (147). Es más, gracias a que el alma puede conocer y abrazar la verdad, se puede considerar inmortal (151), lo que va en consonancia con la otra facultad, la voluntad, de la que podemos mostrar que “solo el amor puede salvarnos” (157).

Alejandro Llano, es indudablemente uno de los grandes pensadores de nuestro tiempo y con el tiempo se irá revalorizando su figura, su aportación a la filosofía y, sobre todo al diálogo entre las ciencias en el quehacer universitario.

José Carlos Martin de la Hoz

Alejandro Llano, En busca de la trascendencia. Encontrar a Dios en el mundo actual, ediciones Ariel, Barcelona 2014, 165 pp.