Entre universitarios de Madrid

El Profesor e investigador José Luis González Gullón, se ha adentrado en los Archivos de la Prelatura del Opus Dei, en la historiografía contemporánea y ha logrado un trabajo bastante definitivo sobre las primeras labores apostólicas que puso en marcha el Opus Dei en Madrid, en los primeros años desde su Fundación: la Academia DYA y una Residencia de estudiantes en la calle Ferraz de Madrid.

El autor, con un estilo sobrio, directo y respetuoso con las fuentes y con la interpretación de las mismas, enmarca con un fino análisis histórico la situación de la Universidad española del momento, las diversas Academias: Academias de preparación para entrar en las Escuelas especiales, las que preparaban para materias difíciles,  y otras, y, finalmente, las Residencias de estudiantes; cuantas había, qué capacidad, qué fines se proponían, etc. A la vez dejará claro que esas labores son un medio, pues el fin era difundir la llamada universal a la santidad (125)

Con todo esto el autor tardará 100 páginas entrar en materia pues habrá de dar cuenta de la naturaleza del Opus Dei de su origen sobrenatural, de la personalidad de san Josemaría Escrivá de Balaguer y de las primeras vocaciones al Opus Dei, donde se reunían y cómo las formaba.

A partir de la puesta en marcha, la vida de la Academia y de la Residencia  y la del Opus Dei correrán paralelas aunque independientes, pues en esa sede, como fachada externa del Opus Dei san Josemaría recibirá a las autoridades civiles y eclesiásticas. A ellas les explicará el carácter sobrenatural del Opus Dei y su naturaleza jurídica y la mentalidad laical de las tareas e iniciativas que las personas del Opus Dei ponen en marcha con sus amigos y colegas.

La dirección espiritual que san Josemaría impartía a los que acudían a la Residencia, o a la Academia, se completaba con  es la clave que se va completando con las meditaciones que impartía en el pequeño Oratorio, las clases de formación, catequesis, visitas a los pobres. Se trataba, en definitiva, de impulsar a cada persona a buscar la santidad personal en sus quehaceres ordinarios, es decir, en medio del mundo.

Como consecuencia de lo anterior, el trabajo es clave. El ambiente de estudio, el aprovechamiento del tiempo, las clases, la biblioteca, los intereses culturales, los idiomas, las excursiones, etc. Afán de llegar al final.

Además, el buen humor que brotaba de la filiación divina y de la exquisita caridad que vivían entre sí contribuía a un ambiente grato, donde la residencia era un verdadero hogar de familia, con exigencia de santidad pero alegre, optimista y esperanzador.

Lo importante, como muestra Gullón, no es que el fundador  del Opus Dei predicase el espíritu del Opus Dei, sino que lo vivía, lo había hecho vida (435). Además, como aparece también en esta monografía está la santidad de los primeros que siguieron al fundador. La oración de san Josemaría, directa, apoyada en el Evangelio era la clave (428)

Un trabajo que merece la pena leer con detenimiento.

 

José Carlos Martín de la Hoz

José Luis González Gullón, DYA. LA Academia y Residencia en la historia del Opus Dei (1933-1939), ed. Rialp, Madrid 2016, 559 pp.