La estética ha cobrado un gran auge en la cultura contemporánea
paralelamente al hundimiento de la filosofía del postmodernismo. Del primer
impulso del romanticismo alemán y su reacción frente al racionalismo, ha dado
paso un interés creciente por la estética en los más diveros sectores del
pensamiento y no sólo del Arte. En ella han ido recalando muchos pensadores,
pues el mércado de la estética no hace más que extenderse como ámbito de
libertad.


El extenso trabajo del filósofo escocés Terry Eagleton demuestra
el alto interés que ha cobrado la estética desde la Ilustración hasta
nuestros días, a la vez que la imposibilidad de encerrar la estética en los
moldes de los sistemas filosóficos.


Es interesante esta cita de Eagleton en el comienzo de su trabajo:
"Lo estético, según Kierkegaard, debe estar bajo el yugo de las verdades
superiores de la ética y de la fe religiosa, pero no por ella deja de ser una
preocupación recurrente de su pensamiento" (p.51).


El centro de la investigación de Eagleton y su carga política la
resume él mismo con estas palabras: "Mi tesis, en términos generales, es que si
la categoría de lo estético asume la importancia que tiene en la Europa moderna es porque al
hablar de arte habla también de todas estas cuestiones, que constituyen el
meollo de la lucha de la clase media por alcanzar la hegomonía política"
(p.53).


En el fondo, su investigación irá mostrando cómo la estética es un
desafío a las ideologías y se ha acabado burlando de ellas tanto como de los
sistemas filosóficos; muestras mientras unos y otros han caído en la decadencia
o el olvido, la estética sigue ahí, como indomable e indestructible.


Se la puede despreciar y rebajar como afirma Eagleton: "la
estética trata, por tanto, de los primeros impulsos de un materialismo primitivo"
(p.65). O más fuerte todavía en el pensamiento de Kant, para quien la estética
es el egoismo del gusto.


Y es que la estética aborda el mundo de los sentimientos y las
sensaciones. Lo estético participa a la vez de lo racional y de lo real. "Los
objetos los denominamos bellos no a través de argumentos de razón o el
análisis, sino simplemente al contemplarlos y mirarlos" (p.70).


Al final de su trabajo, después de revisar el concepto de estética
de los grandes pensadores de la
Ilustración hasta nuestros días, sencillamente claudica para
afirmar: "Actualmente para la posmodernidad el arte es un fin en sí mismo"
(p.448). A lo que añade: "Al integrarse en el modo capitalista de producción,
el arte existe para sí mismo" (p.449).


Y la última de sus perlas irónicas con las que suele dar veracidad
a sus obras: "Es falso pensar que la idea de una naturaleza humana es
intrínsecamente reaccionaria (p.495).


 


 


José
Carlos Martín de la Hoz


 


 


Terry
EAGLETON, La
estética como ideología
, ed. Trotta, Madrid 2011, 514 pp.