La ingeniería financiera

 

Entre las obras de referencia de la historia de la economía en el siglo XVII, destacan habitualmente, en la historiografía, los estudios sobre autores relacionados con la Escuela de Salamanca como pueden ser Domingo de Soto, Bartolomé Medina, o ya más dedicados a moral económica como Bartolomé Frías de Albornoz o Francisco Suarez. Además, se puede estudiar otros tratados e instrucciones, dedicados a formar a los confesores que atendían a los mercaderes durante las grandes ferias de ganado, especies y, sobre todo, de telas de Medina del Campo, Valladolid, Burgos, León, Valencia o Barcelona.

Asimismo, empezaron a proliferar trabajos de adiestramiento paras las nuevas relaciones comerciales y en especial los títulos de propiedad, las letras de cambio y las acciones, que serán claves en Europa, cuando se crearon y crecieron las grandes compañías portuguesas, inglesas y holandesas.

En este último tipo hemos de referirnos a la obra publicada en Ámsterdam en el siglo XVII, “Confusión de confusiones”, obra de un judío holandés, de origen español, Joseph de la Vega (1650-1692), dedicado al mundo de los negocios. Se trataba de un hombre, por tanto, excepcional, dotado de una gran cultura y una fina capacidad de observación. La obra publicada en 1688, en forma de diálogo, entre un filósofo, un mercader y un accionista de bolsa, trata del funcionamiento de una institución como la Bolsa, que había nacido en esa ciudad en1611.

Lógicamente, al tratarse de un negocio de dinero con dinero y sin esfuerzo, ni trabajo, la impresión del mercader y del filósofo es que se trata, la bolsa, de algo verdaderamente diabólico. Así lo explica el accionista: “Podéis llegar a ser rico sin riesgo” (46).

Poco después añadirá: “este negocio se ha transformado necesariamente en un juego y los mercaderes se han convertido en tahúres”. Enseguida distingue tres tipos de personas en el negocio de la Bolsa que se comportan del siguiente modo: “unos como príncipes, otros como mercaderes y los últimos como jugadores” (49).

Es interesante el consejo honrado del accionista al que desee invertir en Bolsa: “Quien desee ganar en este juego, debe tener paciencia y dinero, pues los precios son inconstantes y los rumores poco fundados en la verdad” (61).

Según va avanzando el trabajo, el autor se va adentrando en lo que denomina las estrategias de los especuladores y las maquinaciones que realizan para comprar y vender de modo que a la caída de la tarde hayan podido obtener el máximo beneficio.

El diálogo está todo ello redactado de modo inteligible, erudito y elegante, lo que no logra esconder, ni lo pretende, la maldad con la que algunos se manejan en semejante actividad: de la obra: “quitan la vida a muchas personas al inflar las cotizaciones” (122). La conclusión final del libro es una invitación a quitarse de en medio, tanto por parte del filósofo como del mercader (142-143).

José Carlos Martín de la Hoz

Joseph De la Vega, Confusión de Confusiones, edición de Hermann Kellenbenz, editorial Profit, Barcelona 2018, 143 pp.