Los jóvenes de hoy

 

Periódicamente se publican en las diversas editoriales de orientación católica libros que tienen como mérito principal el ser manuales de vida, de vida cristiana o de vida lograda, es decir que, al calor del Evangelio, abren panoramas de santidad y de vida.

En esta ocasión, desearía referirme al magnífico trabajo elaborado por el sacerdote y profesor Fabio Rosini, especialista en temas de juventud y de vocación juvenil quien acaba de publicar “el arte de la vida sana”, claramente dirigido a sus jóvenes y, de paso, a la totalidad del pueblo cristiano.

En efecto, estamos ante un magnífico libro que indudablemente conviene leer para animarse y, sobre todo, para aprender tantas lecciones del evangelio, entre otras la de comprobar cómo formaba Jesús a los jóvenes, qué cosas les decía y con qué cariño y confianza les trataba y estimulaba contantemente.

En realidad, la gran aportación de este trabajo se podría entresacar de las primeras líneas del libro cuando este sacerdote romano nos explica que él solo les dice a los jóvenes que dirige que están vivos y que actúen con toda naturalidad en la vida de la Iglesia. Parece que el consejo le funciona pues, páginas después, nos confiesa sin darle más importancia que vienen tantos jóvenes que no sabe dónde meterlos porque sencillamente no caben ya en ningún lado (42).

Un poco más adelante, en medio de un excesivo discurso analítico sobre los hechos que acaecen alrededor de la curación de la hemorroisa, de repente nuestro autor, abandona el hilo argumental y comenzará a narrar la historia de su propia conversión y bautizo a los veinte años de edad cuando la semilla que había puesto un sacerdote santos diez años atrás, de repente eclosionó con gran fuerza y “comenzó a brillar y poco a poco lo encontré, luminoso, paciente, esperándome todos aquellos años. Era misericordioso y alentador, como lo es Dios. Era el Espíritu Santo que hablaba con el acento del véneto de aquel joven párroco” (121).

El libro continuará, por tanto, centrado en hablar de Jesucristo con todo el calor posible y, sobre todo, con la veracidad que brota de un alma bien enamorada, exactamente igual que como hace san Pablo, san Juan o cualquiera de los primeros cristianos (125). De ahí que, seguidamente, desarrolle sencillamente el credo o símbolo de los apóstoles centrado en Jesucristo (131).

Finalmente, el libro se detendrá en el momento en que la hemorroisa llena de fe toca la orla del manto del Señor como nosotros también lo tocamos en los sacramentos y, por esa fe, llega el milagro (179).

El libro culminará con la mirada de Jesús que busca descubrir el rostro iluminado de una mujer que está curada y, además, llena de Dios. Es decir, es preciso establecer una relación personal con Jesucristo (185). Él mismo le ayudará a caer en la cuenta de lo sucedido (195). En definitiva, terminará conduciéndonos a la filiación divina (215).

José Carlos Martín de la Hoz

Fabio Rosini, El arte de la vida sana. La hemorroisa y el sendero de la sanación, ediciones paulinas, Madrid 270 pp.