Oración y liberación

 

Como suele ser habitual en los libros de espiritualidad, el profesor Andrea Riccardi, catedrático de historia contemporánea en la Universidad de Roma III, fundador de las Comunidades de San Egidio, aborda directamente la cuestión, en este caso la vida de oración cristiana, ex abrupto, es decir, sin preparar al lector y apenas señalar la importancia de la materia, la metodología que va a seguir, ni siquiera glosar la bibliografía que va a utilizar.

Esto es lo normal y, además, en el caso de la vida de oración es todavía más evidente, pues la oración es siempre la conversación con Dios; Dios que habla al hombre y el hombre que habla a Dios. Como la voz de Dios es tan fuerte, tan grande y sonora, es lógico que utilice el silencio y la Sagrada Escritura para expresarse, a la vez que deja al hombre en libertad (61).

Estamos, por tanto, ante el viejo aforismo de que a nadar se aprende nadando y a correr corriendo. Evidentemente, en estas materias el Espíritu Santo viene en nuestro auxilio, y pone en boca del autor palabras divinas y el lector es golpeado en su alma, con fuertes aldabonazos para grabar a fuego las lecciones.

Es interesante, que el profesor Riccardi, nos recuerde en las primeras páginas que el Santo Padre ha dedicado, con la carta apostólica, Aperuit illis, una fiesta anual, el tercer domingo de enero, a la lectura y meditación de la Sagrada Escritura (8), al igual que siglos atrás la Iglesia instauró la fiesta del Corpus Christi para recordar y avivar la fe en la presencia real de Jesucristo en el Sagrario. Con esta aseveración ha fundamentado el resto del trabajo que ahora presentamos: la oración y la Sagrada Escritura (9).

La cuestión clave que marca la verdadera oración de la falsa radica en el efecto que produce en el alma: “el corazón traspasado” (18), como nos ha narrado repetidamente la Escritura con escenas conmovedoras como la pesca milagrosa, los discípulos de Emaús o el cambio de vida de Zaqueo.

Enseguida, nos hablará de la pregunta de los catecúmenos: ¿qué debemos hacer? Bautizaos y creed en el evangelio, continuar con la vida de oración, avivar el fuego de la oración (23) De hecho, la liberación de las cadenas del pecado (35), de las debilidades humanas, de la acedia espiritual, del acostumbramiento y la tibieza, solo se resuelven en la oración (36), donde el Espíritu Santo es capaz de romper y dar alas al alma para que vuele hacia las altas cumbres de la contemplación (35-36).

Es interesante que nuestro autor dedique abundantes páginas a los padres de la Iglesia y a su constante llamada a la oración, pues nos indica como esta lección es vivida desde los comienzos y exhortada por los pastores hasta la actualidad (41).

Finalmente, el profesor Riccardi, se detendrá en el magnífico icono (126) de la portada del libro que, como todos ellos nos recuerdan la oración del silencio: la conversación de Dios con sus íntimos (70).

José Carlos Martín de la Hoz

Andrea Riccardi, La oración, la Palabra, el rostro, PPC ediciones, Madrid 2021, 199 pp.