Recorridos exegéticos

 

En el último trabajo publicado por el profesor de la Facultad de Teología de Cataluña, Amand Puig i Tárrech (Tarragona, 1953), en ediciones Sígueme, dentro de la colección “Biblioteca de estudios bíblicos”, que dirige magistralmente el profesor Santiago Guijarro de la Universidad Pontificia de Salamanca, se aborda una cuestión de vital importancia para la vida y la fe cristiana. Nada menos que el tránsito de la cena eucarística de Jesús el día de la última cena, a la liturgia cristiana de los primeros siglos de la Iglesia Católica primitiva.

Evidentemente, es imposible resumir aquí, en pocas líneas, las interesantísimas conclusiones que ha aportado el autor a lo largo de su extenso trabajo, pues, entre otros motivos, a la riqueza de descubrimientos y matices que escribe y que aportan luz al misterio eucarístico, está el problema de que la redacción de la exegesis del Nuevo Testamento en estos últimos años se ha ido poblando de conceptos científicos y cada vez más técnicos que requieren convertirse en un experto en la materia para poder extraer de una lectura toda la riqueza aportada.

Indudablemente, no hay que preocuparse pues todos hemos aprendido recientemente de las obras sobre Jesucristo del papa Benedicto XVI, a saber esperar a que el mismo Espíritu Santo que orienta los trabajos de los certeros exegetas católicos en esos campos, suscite en ellos, además de ideas, luces e ideas para su estudio e investigación, también suscitará santos y sabios autores que se animarán a publicar sus conclusiones para el gran público, arrojando más luz sobre la abundante luz de la presencia sacramental de Cristo vivo en la liturgia de la Iglesia y en la Buena Nueva del Evangelio.

Precisamente en las páginas dedicadas a las conclusiones, encontramos unas palabras impresionantes, que merece la pena apuntar brevemente, para que el lector pueda saber qué tipo de luces aporta Puig.

Efectivamente al hablar de la muerte redentora anticipada sacramentalmente en la última cena nos dice el profesor Puig: “las palabras de la institución expresan la donación que hace Jesús de sí mismo uniendo sus acciones de la última cena con su muerte redentora. La muerte de Jesús no puede ser distinta de su vida. Jesús ha concebido su vida en términos de una existencia entregada a los demás, y su muerte como un acontecimiento que posee un carácter redentor y salvífico”.

A lo que, enseguida, añade: “dos son los vectores que confluyen y convergen en la muerte de Jesús. Por un lado, estamos ante la donación voluntaria de su vida, significada por la acción simbólica de la última cena (palabras y gestos). Por otro, Jerusalén se resiste a acoger el mensaje que Jesús anuncia (…). El rechazo culmina en su muerte violenta”. Terminará diciendo: Jesús rehusó huir y salvarse a sí mismo”. A lo que indicará certeramente: El carácter redentor de la muerte de Jesús se manifiesta en la comprensión que este tiene de su vida como un servicio” (265).

José Carlos Martín de la Hoz

Armand Puig, El Sacramento de la eucaristía. De la última cena de Jesús a la liturgia cristiana antigua, ediciones Sígueme, Salamanca 2021, 301 pp.