Leo un libro tras otro. No todos me interesan y muchos son áridos. No se trata de best seller sino de libros y autores que, por alguna razón, me suenan y trato de informarme e informar sobre su contenido. Pienso que es una tarea en la que puedo realizar un discernimiento cultural y cristiano. No obstante, a veces evoco aquellas obras que, en algún momento, me han gustado y me apetecería releer. De hecho, me gustaría tener en mi biblioteca solo los libros que me han gustado. Periódicamente me deshago de aquellos que sé positivamente que no volveré a leer; es posible que, en su momento, me hayan enseñado algo, pero no me han gustado tanto como para volver a ellos.

Y aquí llego a lo que quería compartir. Creo que fue William Faulkner el que dijo que, a partir de una cierta edad, lo único que se hace es releer. Que él releía todos los años el Quijote. Ha desaparecido la curiosidad como motivación y solo cuenta el disfrute literario.

Lo peor de una biblioteca son los libros sin leer que nos reclaman desde los estantes. No me deshago de ellos porque a lo mejor son interesantes, pero nunca lo sabré. Como excepción recuerdo un título que abandonó la categoría de los libros comprados pero no leídos, se trata de Ébano del polaco Kapuscinski. Ignoro por qué, un día lo saqué de su estante, lo leí y me entusiasmó. Hoy tengo la mayoría de los libros publicados por ese autor y los conservaré. Después se ha dicho que Kapuscinski, que era periodista, hacía en sus crónicas un uso muy amplio de su imaginación. Bueno ¿y qué? Es literatura. Como le dijo una vez una monjita chilena a José Luís Olaizola mientras preparaba un libro sobre sacerdotes en América (Guía de curas con encanto): "No nos importa que mienta un poco, si lo hace bien". Literatura al fin y al cabo.

Hay una categoría de libros que compro y no leo, se trata de la lírica. Pienso que leer poesía tiene su momento pero, por alguna razón, a mí nunca me llega. Realmente la poesía no entra en la categoría de lo que llamamos leer, sino posiblemente en inspirarse o empatizar con el poeta.

José Luís Olaizola, Guía de curas con encanto, Espasa 1996

Igor Kapuscinski, Ébano, Anagrama 2006

Juan Ignacio Encabo