Tintín en el cine: el éxito de un gran personaje

 

No es fácil adaptar al cine una obra literaria, incluso un

cómic. Normalmente, las novelas adaptadas a la pantalla adolecen de la falta de

introspección que proporcionan las páginas escritas. Los cómics, como ya ha

pasado con Supermán, Batman, Astérix o los Cuatro Fantásticos, por poner unos

ejemplos, han chocado con el problema de la imagen: conciliar la imagen de

cómic con la imagen real ha sido todo un reto para guionistas y directores.

Tintín, sin embargo, es una manera nueva de hacer cine de adaptación, recreando

en cuerpos humanos los dibujos del papel, logrando una caracterización imposible

de imaginar hace unos años, por no hablar de los escenarios, magníficas

recreaciones de la fantasía de Hergé.

El estreno de la adaptación de Tintín hecha por Spielberg es

un nuevo intento de llevar a la pantalla a los héroes de la infancia, esta vez,

con mucho éxito y gran acierto. El Tintín de Spielberg es un personaje

atractivo, muy positivo como lo es el original, quien a pesar de ser un hombre

de acción, también lo es de corazón.

Las técnicas cinematográficas hacen cada vez más plausible

la adaptación de los cómics y cuanto más se gane en el dominio técnico, mejores

historias podrán hacerse en lo que concierne a lo descriptivo, a los escenarios

y las caracterizaciones. Sin embargo, lo que hace grande a un cómic, igual que

a una novela, no es lo que aporta el cine, el entorno visual, sino algo más difícil

de conseguir, una buena historia que contar.

Hay grandes obras minimizadas por el cine, como es el caso

de Guerra y Paz o Anna Karénina, donde la historia se reduce a la

mínima expresión. En otras ocasiones, el cine hace grandes a relatos breves,

como Las nieves del Kilimanjaro; otras veces la película se ajusta a la

novela como si esta ya fuera su propio guion, como es el caso de El halcón

maltés
. Y así podríamos seguir diciendo libros y películas. En el caso de

Tintín, tenemos una película que adapta una historia, pero esta permanece, es

importante en la película, no solo es la excusa perfecta para unos estupendos

juegos de ordenador, sino que compite con estos a la hora de atraer la atención.

Seguramente, dado el final abierto de la película, habrá una

continuación de Tintín con nuevas aventuras. Sin embargo, me pregunto, cuándo

se acaben los cómics clásicos, los que cuentan historias de verdad, ¿qué

cuentos se contarán en el cine?

Como Harry Potter ha puesto de manifiesto, por ahora

primero son los libros y luego las películas, aunque a veces tengamos la

sensación de que solo el cine es el que ratifica el éxito de las novelas y

cuentos. Tal vez llegar a la pantalla sea un privilegio, pero indudablemente

crear un personaje de la nada, con su propio mundo y forma de ser, sigue siendo

igual de difícil ahora, con ordenadores, que hace siglos. Por eso, aunque la

técnica cinematográfica nos asombre con sus avances, todavía es deudora de las

grandes historias.

Carlos Segade