Un viaje circular



Durante los
primeros siglos de nuestra historia el Mediterráneo fue un puente de unión
entre las diversas naciones. Comunicadas por las calzadas romanas, las rutas
marítimas y gobernadas por el derecho romano, formaban una unidad de pueblos
bajo el predominio de Roma.


Fue en el siglo
VIII, con la expansión del Islam, cuando el norte de África y la Península Ibérica
pasaron a separarse bruscamente de Europa y a desarrollarse por caminos
divergentes de lo que sería la civilización occidental.


Tras la conquista
de Granada por los Reyes Católicos y la expulsión de los moriscos en el siglo
XVII, España cerró el ciclo de la Reconquista y se incorporó plenamente al
mundo europeo.


Desde el siglo
XVI hasta la actualidad el Mediterráneo se ha convertido en una línea divisoria
de culturas, de modos de entender la vida, la relación con Dios, la historia. El mundo
islámico quedó, en gran parte, paralizado y detenido dentro de los límites del
Corán, a pesar de los esfuerzos que se llevaron a cabo en las sucesivas oleadas
colonizadoras europeas.


La gran
diferencia en el desarrollo científico, técnico y de progreso humano entre las
dos riberas del Mare Nostrum, han
llegado a ser de tales dimensiones, que se ha producido en nuestros días un
rápido proceso migratorio, al que los países europeos han respondido con
fuertes medidas disuasorias: el Mediterráneo actualmente es una verja que
protege del que pretende saltarla, como si fuera un nuevo Muro de Berlín.


El libro del
Prof. Traina de la Universidad de Rouen muestra un escenario bien distinto al
actual. Se sitúa en el año 428 con la toma de posesión de Nestorio como
Patriarca de Constantinopla y va recorriendo toda la Cuenca del Mediterráneo
hasta regresar al punto de origen.


¿Qué sucedía
contemporáneamente en los diversos lugares en ese tiempo? Esa es la respuesta
que nos da este gran experto en la antigüedad tardía. Desde luego es
interesante subrayar la unidad de la fe cristiana en ese momento. Una unidad
que se vería sometida a los debates sobre los problemas cristológicos y
trinitarios en los siglos siguientes y que confluirán en la división entre la Iglesia católica y la
ortodoxa que sucedería más adelante. Como dirá Traina: "un cisma creado más por
la lengua que por la fe" (p.11). Por lo
demás son muy matizables sus conclusiones sobre Arrio, Nestorio, etc (pp.
63-66).


Respecto al mundo
político y cultural descrito, es interesante subrayar la tensión en las
fronteras ante la imparable invasión de los llamados pueblos bárbaros, que
acabarán por derrumbar el imperio romano de occidente en los años siguientes.


 


José Carlos Martín de la Hoz


 


 


Giusto TRAINA, 428 después de
Cristo
. Historia de un año
, ed. Akal, Madrid 2011, 207 pp.