Una virtud muy necesaria

 

Amable se dice de la persona digna de ser amada. Pienso que una de las virtudes más necesarias para la buena convivencia es precisamente la amabilidad. Si fuéramos capaces de ver en los demás a alguien digno de ser amado, otro gallo nos cantara, en el trabajo, en la familia, en la calle… Una sonrisa, una palabra afectuosa, agradecer un pequeño favor bastan para crear un entorno agradable, sereno, sosegado. Sin embargo, cuánta crispación, cuánto bocinazo por unos segundos de retraso en arrancar ante un semáforo en verde, cuánta queja a menudo por naderías… Y no digamos del espectáculo que ofrecen tantos programas de televisión, tantas tertulias radiofónicas. El tono de reproche, de chismorreo, de griterío, de no dejar hablar al otro, de no escuchar… acaba por contagiarse como un virus. Y no digamos de la facilidad con que se juzga a los demás, con que se murmura, se difama, se sospecha e incluso se calumnia. ¿Y quién se acuerda del deber de restituir el honor injustamente mancillado?

Muchos males se evitarían si fuéramos más prudentes, más ponderados, más pacientes para escuchar, y más capaces de fijarnos en las virtudes y no tanto en los defectos del prójimo, y de pensar en los nuestros antes de juzgar la conducta ajena. Con unos pocos gestos, se lograrían bienes valiosísimos. Pero para ser amables, no bastan las palabras, es necesario que también lo sean nuestros pensamientos y nuestras obras. Se me dirá que esto es propio de ingenuos, pero no estoy de acuerdo. Alguien me podrá engañar, desde luego, pero pienso que es mejor tomar como punto de partida la confianza en los demás en vez de vivir siempre en actitud de sospecha, de esto saben mucho los que han vivido en regímenes totalitarios.

De estas cuestiones trata El poder oculto de la amabilidad, excelente libro de Lawrence G. Lovasik, recién traducido del inglés al castellano, que va ya por la tercer edición (Rialp, 2014). Un tratado riguroso sobre algunas virtudes propias de la convivencia entre las personas, completado con útiles sugerencias prácticas.

 

 Luis Ramoneda