Elena pasa unos días en casa de su tío Abelardo, en El Enebro, un pueblo pequeño donde no conoce a nadie. Abelardo es apicultor, pero a Elena le dan miedo las abejas. El tiempo transcurre entre las historias que le cuenta el tío Abelardo sobre su gran amor, Amelia; el descubrimiento del fascinante mundo de las abejas y la amistad con un chico del pueblo llamado Ambrosio. Su extraordinaria relación con las abejas y sus maneras tan diferentes a las de los chicos de ciudad le hacen sentir cosas inesperadas.
Tal vez el amor es lo que sugiere Platón: la alegría de los buenos, la reflexión de los sabios y el asombro de los incrédulos.
Comentarios
Novela juvenil de formación
Novela juvenil de formación sobre el amor y el miedo, la enfermedad y la muerte. Ambientada en la época actual, la acción se desarrolla en un pequeño pueblo dedicado a la apicultura, llamado El Enebro. Allí pasa sus vacaciones de verano la protagonista Elena, una joven de quince años, un poco escéptica con respecto a la vida y al amor, que debe afrontar sus miedos durante la estancia en el pueblo. Gracias a su tío Abelardo y a un joven vecino, llamado Ambrosio, la joven iniciará un proceso de madurez, de comprensión y aceptación de la realidad.
Como es frecuente en este tipo de novelas, el relato está narrado en primera persona por la protagonista, procedimiento que permite conocer mejor los sentimientos y pensamientos del personaje y que, además, acerca la trama a los jóvenes lectores. Tal y como indica el título “Amelia y las abejas”, en la novela se van a desarrollar dos tramas diferentes: por un lado, la historia de amor de Abelardo y Amelia, recientemente fallecida tras una larga enfermedad; y por otro lado, la presentación del mundo de las abejas con sus características, su organización, sus jerarquías, el importante trabajo que realizan y los productos tan necesarios que aportan a la sociedad. En ambos casos, puede rastrearse una idea común: “La naturaleza es terrible y, sin embargo, perfectamente cronometrada” (p. 19).
La autora Mónica Rodríguez (Oviedo, 1969), licenciada en Ciencias Físicas, vuelve a sorprender con un relato en el que toca temas complejos y delicados con un final abierto, recurso frecuente que utiliza la autora. Con un lenguaje poético, preciosas descripciones y algunas leyendas, se acerca a temas complicados como la enfermedad y la muerte, el desamor y la ruptura, el amor y los miedos. El paisaje rural con sus montes y sus flores, sus hierbas perfumadas (“el olor a hierba nocturna”) y las doradas abejas como motivo recurrente, se convierten en el escenario adecuado para tratar con suavidad los temas más duros.