El sábado de la historia

Dos voces diferentes y lejanas entre sí interrogan al tiempo. Las dos voces son la del cardenal Ratzinger y la del pintor americano William Congdon. Dos caminos sin aparentes puntos de contacto particulares. Pero su pregunta sobre el tiempo les ha hecho cruzarse, una pregunta que en Ratzinger se convierte en meditación sobre el Sábado Santo y en Congdon, sobre todo, en cuadros que evocan la lucha del hombre que busca un tiempo significativo, una historia transfigurada.

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¿Qué pueden tener en común un cardenal -hoy Pontífice- y un pintor expresionista? ¿Por qué se entienden tan bien Joseph Ratzinger y William Congdon? La razón es sencilla: ambos han dedicado sus vidas a la búsqueda con pasión de la verdad. El primero la encontró en la Iglesia, a través del estudio de la Filosofía y la Teología; el segundo, tras numerosos años de búsqueda en ambientes hedonistas, lo consiguió desde la experiencia del arte. A través de caminos diferentes han llegado, sin embargo, a vislumbrar la meta que anhelaban y, por eso, William Congdon y Joseph Ratzinger tienen tanto en común, a pesar de no haberse conocido personalmente.
El sábado de la historia es una obra realizada a medias entre estos dos grandes hombres. Congdon aporta sus cuadros, Ratzinger sus escritos sobre el Sábado Santo. El primero, mediante sus pinturas, predispone el espíritu a lo trascendente y lo sitúa en la lucha del hombre en su búsqueda de lo fundamental. El segundo, a través de sus palabras, nos guía durante el camino de la meditación y la contemplación del Misterio.
William Congdon, artista norteamericano, se convirtió al catolicismo a los 49 años, dedicándose desde entonces a una pintura religiosa, de gran expresividad y espiritualidad

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Quizá se puede decir que estamos ante un malabarismo exagerado, una publicación forzada, ya que poco tienen que ver las creaciones del Cardenal Ratzinger y las de este pintor americano afincado en Europa. Puedo decir que los textos del actual Benedicto XVI sobre el Sábado Santo dan pie a una meditación esencial sobre la muerte del hombre y la pretendida muerte de Dios. Sobre las pinturas de Congdon y su significado yo no puedo hablar porque no soy experto en pintura moderna. Personalmente no me dicen nada. Por lo tanto sólo puedo expresar mi pena ante la imposibilidad de encontrar publicados esos textos independientes de las pinturas, y hacerlos más asequibles.