Evangelii gaudium (La alegría del Evangelio)

Como resultado del Año de la Fe el Papa Francisco hace pública la exhortación apostólica Evangelii gaudium (La alegría del Evangelio), fruto de los trabajos del sínodo sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual que sirvió para dar comienzo al mismo Año de la Fe.

El Papa nos muestra sus preocupaciones sobre la actual obra evangelizadora de la Iglesia y propone algunas pautas para comenzar una nueva etapa evangelizadora.

Muchas de las ideas de las intervenciones del Papa transmitidas durante los últimos meses en los medios de comunicación se dan cita en el texto, junto con un encendido elogio de la alegría como punto de partida y fundamento de la acción misionera, que siempre es social y espiritual.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2013 Palabra
224
978-84-9840-978-9

Colección:Documentos MC
Encuadernado: Rústica
 

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En 2013, año de su elevación al Pontificado, el papa Francisco publicó la Exhortación apostólica que lleva ese título -La alegría del Evangelio- sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual. Según leemos en la misma, tiene carácter programático para su pontificado (pág.30) y el pontífice espera que sea recibida por toda la Iglesia.

Frecuentemente se ha dicho que el Concilio Vaticano II no había sido implementado todavía; que nos habíamos quedado con algún cambio mimético en la liturgia y, sin desearlo, con un espíritu de rebeldía ideológica y doctrinal que no corresponde con la Iglesia y sus tradiciones. En el último medio siglo los Pontífices han ido desarrollando y explicando el auténtico contenido y espíritu de la Asamblea conciliar. Destaca esta intención en la exhortación Evangelii Gaudium que cita abundantemente los documentos conciliares. Su intención, tal como la pone de manifiesto su autor, es poner en marcha la Iglesia, dotarla de un espíritu misionero, sacarla de una postura estática y consolidada para interpelar al mundo y a la cultura actual. Una misión que tenga como objetivo al hombre y su mundo.

Dos son los rasgos que caracterizan el magisterio del papa Francisco en este documento: Equilibrio y afecto. Equilibrio en cuanto Bergoglio no se inclina hacia ningún extremismo; no se trata -advierte- de inventar otro Evangelio ni de desconectarnos de "la rica tradición bimilenaria de la Iglesia" (pág.206). Sugiere que los auténticos renovadores no son los teólogos, ni los obispos, sino los santos movidos por el Espíritu (pág.230). Francisco es un hombre afectuoso, italiano y argentino, e invita a los cristianos a realizar la revolución de la ternura. También es valiente en cuanto no teme ser mal comprendido, como lo ha sido en ocasiones.

Bergoglio, jesuita, había sido durante años profesor de historia en un centro de enseñanza de su Orden, superior de los jesuitas en Argentina, cuidador de sacerdotes ancianos y Arzobispo de Buenos Aires. Le había tocado vivir todas las crisis habidas y por haber: la crisis del postconcilio, la dictadura argentina, la crisis económica en ese país y, siempre, la crisis de la cultura que se ha ido agudizando con el transcurso de los años. Como Arzobispo de la inmensa metrópolis, ha conocido su población marginal, la devoción popular y su sentido cristiano, a los agentes pastorales desencantados y pesimistas, así como esa minoría radical que existe en todos los países para la cual cualquier tiempo pasado fue mejor. A todos ellos se refiere en su Exhortación apostólica.

Si tuviéramos que reducir la Evangelii Gaudium a sus rasgos principales, diríamos -siguiendo los distintos capítulos- que pretende que toda la Iglesia se convierta en instrumento de evangelización, recobrar su sentido comunitario, la caridad inseparable de la fe, la necesaria evangelización de la cultura, un importante análisis sociológico y antropológico de la sociedad actual, y una espíritualidad que subraya la cercanía y el amor de Dios a todos los hombres por encima del juicio y la condena. El documento presenta algunos inconvenientes: el primero su gran extensión y la falta de unidad temática que hacen preciso un estudio profundo y detallado; por otra parte, aunque se trata de un documento pastoral incorpora algunos rasgos de intelectualismo; por último, dedica un gran número de páginas a la predicación y la homilía, algo más interesante para los clérigos.

¿Interesante? Para todos. ¿Comprensible? Para aquellos que se interesan habitualmente por la vida y la espiritualidad eclesial -resulta curioso el uso que hace el documento de la palabra mística como equivalente de espiritualidad-.

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En esta Exhortación Apostólica del Papa Francisco se resume, recopila y fundamenta la predicación del Santo Padre en estos primeros meses de su Pontificado.