Guerra Civil

"La ceniza fue arbol" es el nombre genérico de la saga de la familia Rius de Barcelona. Está compuesta de cinco novelas: "Mariona Rebull" (1943), "El viudo Rius" (1944), "Desiderio" (1957), "Diez y nueve de julio" (1965) y "Guerra Civil" (1972).

El protagonista de esta última es Carlos Rius, nieto de don Joaquín Rius el viudo de Mariona. Carlos lucha como alferez durante la Guerra Civil. Terminada la contienda continúa la tradición industrial y textil de la familia.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1972 Editorial Planeta
575

Último volumen de la saga de los Rius, "La ceniza fue arbol"

Valoración CDL
2
Valoración Socios
2
Average: 2 (1 vote)
Interpretación
  • No Recomendable
  • 1
  • En blanco
  • 2
  • Recomendable
  • 3
  • Muy Recomendable
  • 4

1 valoraciones

2

Comentarios

Imagen de enc

"Guerra Civil" es una novela demasiado larga y dispersa. A ratos parece una suma de situaciones y escenarios relacionados para formar una historia. El autor relata el itinerario de diversos personajes a lo largo de la contienda (1936-1939); personajes que carecen de interés. Finalmente advertimos que el protagonista es Carlos Rius, nieto de don Joaquín Rius, el patriarca de la familia, y que los demás no son más que un telón de fondo.

El núcleo de la novela está en la ofensiva del Ebro, que realizaron los republicanos casi al final de la guerra y en la que se perdieron los restos de su ejército. La batalla del Ebro fue el prólogo de la entrada de los nacionales en Barcelona. En esa ciudad había sobrevivido pensosamente el abuelo, don Joaquín Rius. Ha sido auxiliado por Rita Arquer, angel bueno de los refugiados, a los que busca escondite y comida.

Agustí reproduce el ambiente en los frentes de guerra y el gran número de caídos. Catalán él mismo, Agustí piensa que la guerra en Cataluña proviene de un gran malentendido; que los catalanes no deseaban más que conservar su lengua y su cultura propia, algo perfectamente posible dentro del Estado español. ¡Ojala hubiera sido así! Recientemente hemos visto cómo hay en Cataluña un afán secesionista, que no alcanza a toda la población, pero que es suficiente para hacer imposible la convivencia interior y con el resto del Estado.

Tiene gran fuerza e interés el episodio de los prisioneros en el castillo de Montjuich que van siendo paulatinamente fusilados. Siempre se ha hablado del President Lluis Compayns, fusilado en Montjuich, pero ¿y los anteriores? Entre ellos se encuentra mons. Polanco, Obispo de Teruel, que había sido capturado en esa capital y es arrastrado por las tropas en su retirada, para ser fusilado junto con otros presos civiles en Banyolas. A continuación sus captores atraviesan la frontera francesa. También se cita, muy de pasada, la matanza de republicanos en Badajoz.

Cuando alguien sugiere que Franco puede llegar a un acuerdo con el gobierno para poner fin a la lucha, escucha la siguiente respuesta: "El desbarajuste ha sido demasiado gordo. No se puede volver atrás. Los crímenes que cometieron, los saqueos de los bancos, la quema de las iglesias... nada de eso es posible olvidarlo" (pág.421). Y ante los que afirmaban -y afirman aún hoy- que el gobierno de la República era el gobierno legal y legítimo de España, leemos: "Los que clamaban todo el día por la libertad son los que la habían aherrojado" (pág.497).

Casi una novela de tesis, pero como relato vale poco si exceptuamos determinados episodios.