Juicio a la Inquisición española

La Inquisición española es sinónimo, a ojos del gran público y de la historiografía habitual, de denuncias infundadas, encarnizamiento en convencer del crimen, ausencia de abogados defensores, sentencias emitidas por adelantado, oprobio del condenado y de los suyos, abominable ejecución en las llamas purificadoras sin réplica posible: mencionando la Inquisición se condensa el oscurantismo y la crueldad mayores que puedan concebirse. Jean Dumont, el gran hispanista especializado en los siglos XV a XVIII, se propone en Juicio a la Inquisición española dar una oportunidad de defensa a la acusada. Para ello, no acude principalmente a la bibliografía histórica, sino a los documentos, los archivos, y las obras de pensamiento y literatura de la época. El resultado es sorprendente y polémico, pero del máximo interés para quien no se conforme con una historia construida sobre tópicos.
 

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2009 Encuentro
280
978-84-7490-965-4

Colección: Historia

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Imagen de Stefanus

Abundando en lo que dice el comentario de aita, me parece interesante resaltar esta obra de Dumont, porque aunque haya algo que tire más bien al rosa, vale la pena tener en cuenta las muchas verdades que señala. A modo de resumen subrayaría los siguientes 25 puntos:

  1. En el siglo XIV había gran cantidad de judíos en España, que habían sido expulsados desde hacía siglos de toda Europa que fueron acogidos sin problema. Llegaron a tener el poder económico y se jactaban de ello.

  2. Hubo muchos conversos al catolicismo entre ellos. En la "Disputa de Tortosa", 1413-14: se convirtieron 13 rabinos de 14 que acudieron. No todos fueron sinceros. Algunos siguieron de manera insolente haciendo proselitismo con cristianos y ridiculizando la doctrina cristiana (Testimonio del historiador judío, Cecil Roth).

  3. Existieron problemas de convivencia y matanzas, especialmente en 1391 y 1440. No hay dudas de que se dio la connivencia entre judíos y musulmanes de España con los moros de Africa, para la invasión de la península.

  4. Los reyes de España del XIV se resistieron a instituir la Inquisición que el papa Inocencio VI les pedía, dado el papel que desempeñaban los judíos en la economía. Sólo en el reinado de los Reyes Católicos se dieron cuenta de la gravedad del problema y expulsaron a los judíos, no la Inquisición. El cuadro de Emilio Sala en que se ve a Torquemada poniendo un crucifijo delante de los Reyes Católicos, que parecen dudar entre el oro judío y Cristo es del XX. La decisión fue de Isabel y Fernando, aunque los judíos les ofrecieron 300.000 ducados para anular el decreto. Ningún bien de los expulsados fue a parar entonces a la Inquisición.

  5. La Inquisición era una institución pontificia y real al mismo tiempo. Con una gran aceptación social, porque España era cristiana. Fue muy democrática. Los autos de fe tenían un éxito enorme y los sermones oidos por muchos millares de personas. Por eso, en España no hubo guerras de religión.

  6. No tuvo como finalidad mejorar la economía de los reyes, como dicen muchos historiadores. Ni tampoco fue un instrumento de represión social, ni racial. El objetivo era mucho más elevado: la pureza de la fe católica y la unidad del Reino.

  7. Mientras actuó la Inquisición se alzaron voces, escritos, para corregir excesos, con críticas autorizadas y publicadas.

  8. Ni Francia, ni Inglaterra, ni Alemania están en condiciones de emitir condenas. En Inglaterra no se les admitió desde que se les expulsó en el año 1290 hasta el 1655, con Cromwell.

  9. La Inquisición fue atacada por los regalistas del XVII, por los ilustrados del XVIII. Un rey como Carlos III, un “déspota ilustrado” decía: “los españoles quieren la Inquisición y a mí no me molesta”.

  10. En 3 siglos las cifras de ajusticiados son mucho menores que en otros paises. Muchos liberales han escrito sobre la Inquisición sin tener información, sólo prejuicios, así se llegó a decir: “Con la Inquisición se dejó de escribir en España”. En contra, Menéndez Pelayo: “Nunca se ha escrito más y mejor en España que en los 2 siglos de Oro de la Inquisición”.

  11. Las cifras de expulsiones de judíos de Llorente están multiplicadas al menos por 30. Dice que entre judíos y moriscos fueron expulsados 3 millones de personas. Los archivos (fiscales) hablan de unos 150.000 entre Castilla y Aragón. De esos se quedaron 50.000, por lo tanto la cifra más segura es de unos 100.000, de los cuales volvió el tercio antes de 30 años. En cuanto a los moriscos fueron expulsados a partir de 1609 unos 90.000. Y no fue la Inquisición, sino el poder real ante los sucesivos intentos de subversión y alianza con Marruecos. Por tanto la cifra se queda en 100.000 judíos (sin contar el retorno). Cifra mucho menor que los perseguidos por Inglaterra en el XVII.

  12. En cuanto a los ajusticiados por la Inquisición las cifras más objetivas hablan de unos cuantos cientos de personas. Nada que ver con la persecución de Enrique VIII, María Tudor, Isabel I, los puritanos contra el pueblo irlandés (40.000 entre muertos y esclavizados); la guerra de los campesinos de la Reforma. Por no hablar de la Depuración en Francia después de la IIGM, los nazis o de la KGB.

  13. Por lo que se refiere a lo atroz de su justicia, dice Marcel Bataillon. “Se distingue menos por su crueldad que por el poder del aparato de que dispone”. Hay historiadores judíos que señalan: “Era para su tiempo, mucho menos inhumana de como se la pinta y estaba animada de idealismo”.

  14. Los llamados “familiares” de la Inquisición, fueron muy pronto personas notables, nobles, de calidad humana. Las normas procesales mucho más benignas que en los tribunales civiles. Se daban garantías ante acusaciones falsas y para sus bienes, que eran administrados (no embargados, como dice H. Kamen) por un “sequestrador” de su elección y luego devueltos, si no había herejía formal (como era práctica normal ante este delito). Nada más lejos de la sed de delito y de castigo.

  15. En cuanto a las cárceles de la Inquisición. Eran para la custodia de los que iban a ser juzgados, no tenían carácter de castigo, como las otras. Se podía seguir ejerciendo el propio oficio, incluso salir a pedir limosna, si se trataba de un pobre. Algunos entran en ellas para salir de las cárceles episcopales o civiles. Se distinguen por su limpieza, patios, capilla a la que acudir con total libertad, etc. Nada de estar entre ratas (como dice Pierre Dominique). Los hay que cumplen la detención en sus propias casas cuando no hay cárceles de la Inquisición en un lugar, desde donde podían seguir con sus negocios y estaban exentos de pagar el impuesto de la alcabala, sobre las transacciones.

  16. Es verdad que las denuncias del proceso eran secretas, pero al acusado se le comunicaba, la sustancia del hecho y luego con particularidades, el motivo de la denuncia. Se optó por el secreto ante la experiencia de venganzas graves. Antes del procedimiento se pedía el juramento a los testigos de cargo, ante dos sacerdotes que no eran del Tribunal de la Inquisición. El acusado podía solicitar abogado, recusar al tribunal por enemistad, aportar pruebas contra los testigos y sus testimonios, también pedir testigos a su favor (todos estos gastos estaban a cargo de la Inquisición).

  17. La tortura era común en todos los tribunales. En comparación con las prácticas de la época, la Inquisición se puede considerar benigna. Se exigía la presencia de un representante del obispo, un médico y no se podía poner en peligro la vida del acusado y la mutilación. La tortura se utilizaba solo para casos excepcionales, con sentencia por medio. En la época más dura, en el XV y comienzos del XVI, la tortura no llegó al 1%.

  18. El auto de fe no tenía nada que ver con el París revolucionario en donde se guillotinaba la gente con sadismo. Era una fiesta de fe del pueblo, a la que asistían muchedumbres de muchos miles personas. Era algo muy democrático. Allí no se encendía ninguna pira, sino en otro lugar.

  19. No hay racismo antisemita en España. Cuando se convierten los judíos se les abren todas las puertas. Hay matrimonios con ellos, se integran plenamente en la sociedad. Los reyes cristianos se consideran reyes de las tres religiones. Fernando el Católico es hijo de judía, de la familia Henríquez y lo mismo el duque de Alba. Judíos en todos los estamentos sociales. Los problemas se dieron a nivel popular que reaccionó con hermetismo, ante el racismo, más bien, de muchos judíos.

  20. La Inquisición es promovida en buena medida por los propios conversos y dirigida por ellos. Inquisidores como Torquemada, Diego Deza, Fernando de Talavera y Bernardo de Sandoval y Rojas, son conversos. Muchos de los oficiales de la Inquisición lo son también. Los mayores polemistas antijudíos son judíos.

  21. Gracias a la expulsión de los judíos y a la Inquisición, en España se produce una fusión entre los viejos católicos y los conversos judíos que hacen de los españoles un caso único en el mundo: surge una población judeocristiana (ya que había una gran masa crítica como resultado de la venida de tantos judíos expulsados de toda Europa). Los judíos de la Sefarad son distintos a los Askenazis. Santa Teresa desciende de conversos, S. Juan de Ávila, Laínez, sucesor de S. Ignacio, Francisco de Vitoria, S. Juan de la Cruz, Fray Luis de Granada, Cisneros, por todas partes hay conversos. Es muy fácil encontrar en las familias españolas sangre judía. La “limpieza de sangre” no pasa de ser algo simbólico, cara al pueblo, fácilmente sorteable. Erasmo de Rótterdam rechazó la invitación de Cisneros para venir a la Universidad de Alcalá, porque los españoles eran poco cristianos (por la mezcla con judíos). En España se produce una derrota total del racismo, como no la habido en ningún otra nación, ni en ninguna otra época.

  22. Acusación de oscurantismo. Es curioso que el s. XVI sea el de Oro. Por otro lado la Inquisición no prohíbe a Copérnico, Kepler, Galileo, Giordano Bruno, Descartes, Bodino, ni la Celestina, de Rojas, ni después a Leibniz, Hobbes, Spinoza o Newton, ni tantos otros que son prohibidos por la Inquisición Romana o por la francesa. Nadie es capaz de mostrar el Índice de la Inquisición, todo son suposiciones sin fundamento. Se achaca a la Inquisición lo que nunca hizo. El padre Mariana fue a la cárcel civil por su teoría sobre la moneda, S. Juan de la Cruz a la de los carmelitas mitigados, Santa Teresa nunca pisó una. La Biblia políglota de Alcalá es signo del gran ambiente humanista español.

  23. En cuanto a la cultura morisca, sólo son expurgados los libros religiosos, no la cultura árabe, ni la medicina, ni la astronomía, ni la filosofía. Se ha hablado de la requisa de miles de libros, cuando todavía no había imprenta.

  24. España es el único sitio de Europa donde no hay persecución ni quema de brujas. Fuera del caso de Zugarramurdi. Y eso, gracias a la Inquisición.

  25. La Reforma del clero se hace en España unos cien años antes que en Europa. Gracias a las grandes figuras de los inquisidores y a la influencia de los tribunales de la Inquisición. España será como dice Menéndez Pelayo “Luz de Trento”.

 

 

Imagen de aita

El historiador francés resalta demasiado unas facetas respecto a otras. La verdad no es el equlibrio entre las falsedades de la leyenda negra y las exageraciones de la leyenda rosa. En conjunto la obra está desequilibrada, en este caso hacia el rosa, lo cual la hace interesante, pero sin dejarse engañar. La historia requiere mesura y meterse en las coordenadas históricas.