La idea de Europa

¿Es posible resumir en un puñado de instituciones, ideas, tradiciones y costumbres lo que es Europa? George Steiner piensa que sí y ha intentado este resumen en un texto ingenioso y provocador

Ediciones

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2005 Siruela
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Añado una anotación más a lo que señala Wonderland: merece la pena detenerse en la introducción de Mario Vargas Llosa. Ahí ya se señala el acierto y la parcialidad. A todas luces ha olvidado Steiner que: "corruptio optimi, pesimi" -tal vez por eso en Europa, la Europa cristinana, se hayan hecho tan mal algunas cosas-. Y que, considerar a S Pablo como un judío ecléctico, simplemente helenizado, es bastante poco riguroso a estas alturas.
Sin embargo, conociendo estas deficiencias, creo que es un auténtico placer leer un ensayo de esta categoría; escuchar a una de las personas más cultas con las que compartimos época. Me encantaría saber cuántos universitarios españoles disfrutarían con esta lectura.

Imagen de wonderland

Se trata de la conferencia, dictada por el profesor Steiner el año 2004 en el Nexus Institute de Ámsterdam. El tema ofrece máximo interés justamente en estos momentos en los que Europa parece haber perdido el sentido de su identidad. Aunque interesante la visión del profesor Steiner me parece bastante parcial, desde el judaísmo cree en una Europa ilustrada y humanista con raíces sólo en Atenas y Jerusalén, y deja de lado sin ninguna justificación a Roma –cuna del derecho y la cristiandad-, achacando además al cristianismo el antisemitismo y el holocausto.

El libro cuenta con una extensa presentación de Mario Vargas Llosa en la que resume el texto, añadiendo apenas alguna discrepancia, de la que he entresacado los siguientes párrafos.

Según Steiner, Europa es ante todo un café repleto de gentes y palabras, donde se escribe poesía, conspira, filosofa, ese café es inseparable de las grandes empresas culturales, artísticas y políticas del Occidente. La segunda seña de identidad europea es compartida por todos los países europeos: el paisaje caminable, la geografía hecha a la medida de los pies. El tercer rasgo es el de poner a las calles y a las plazas el nombre de los grandes estadistas, científicos, artistas y escritores del pasado, algo inconcebible en América. La cuarta credencial es descender simultáneamente de Atenas y Jerusalén, es decir, de la razón y de la fe, de la tradición que hizo posible la coexistencia social, desembocó en la democracia y la sociedad laica, y la que produjo los místicos, la espiritualidad y, también, la censura y el dogma. La quinta seña de identidad europea es la más inquietante de todas. Europa siempre ha creído que perecerá. A Steiner lo atormenta la supervivencia, en nuestros días, de los odios étnicos, el chovinismo nacionalista, y la resurrección del antisemitismo. Pero, sobre todo, la uniformización cultural por lo bajo a consecuencia de la globalización: "No es la censura política lo que mata [la cultura]: es el despotismo del mercado y los acicates del estrellato comercializado".