La playa

Seis relatos relacionados con la playa, el mar, la visión que distintas personas, de diferentes clases sociales que perciben la vida en la costa o la actividad de la pesca, la de vida rural o la vida en la ciudad de un modo particular.

Maestro de la técnica de la insinuación, de la sugestión de la memoria, Cesare Pavese, ofrece un recital de modos en los que la realidad no se describe, se presenta de modo sugerente, a pinceladas. Lo importante es lo que no se dice. Lo que el lector puede llegar a captar en esa especie de eco marino repetido infinitamente en el pabellón de una caracola.

La literatura siempre tiene que mostrar algo rompedor. Algo que apele a la rebeldía interior del lector. Cuando Pavese escribe esta serie de relatos la sociedad era otra: los límites de lo moralmente correcto estaban mejor precisados, claros. Hoy día, su rompedora insinuación prácticamente carece de agresividad. Pero permanece su sentido poético como una herencia sutil, delicada.

Ediciones

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1983 Seix Barral
189
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Imagen de Azafrán

En el primer relato, La playa, que da título al conjunto del libro en esta edición, presenta la relación del protagonista con una pareja de recién casados. Sibaritas que poseen una casa en la costa. El relato se desarrolla en ese ambiente veraniego en el que los ricos, o los que aparentan serlo, viven a cuerpo de rey. Cuando Pavese lo escribió sólo unos pocos podían permitírselo: el no hacer otra cosa que vagabundear y dormitar sobre la arena y frecuentar el alterne en bares y fiestas de verano. Hoy día, esta falta de actividad -ocio voluptuoso- está extendida a la mayor parte de la sociedad. Poco puede descubrir al lector un relato de este estilo: flirteo de la joven casada –Clelia- que se aburre de sus relaciones sociales, el joven esposo –Doro- que se cansa tras su primer año de vida marital (barra libre con licencia moral según la moda literaria de los años 50 y 60)… Todo visto desde los ojos del alter ego del autor, el protagonista del relato. Para animar el grupo de ricachones ociosos aparece en escena Berti, un joven aprendiz de vago vividor a costa de su padre y cuyas ensoñaciones de niño rico malcriado le acercan al grupo con la pretensión de disfrutar de Clelia. Este relato ocupa 87 páginas, prácticamente la mitad del volumen. Un cierto regusto a El Gran Gatsby, de Scott Fitzgerald.

El segundo relato, de unas treinta páginas, El mar, presenta al protagonista en una situación de "paso a la edad adulta"; especie de rito purificador durante la noche de San Juan. El protagonista y su amigo Gosto se escapan de casa aprovechando el barullo que se produce el día de la boda de Clelia –mismo nombre de mujer del anterior relato- durante la cual se incendia la casa de la novia. El incendio es el preludio de las hogueras de las noches de San Juan que se encienden en las cimas de todas las colinas del valle. La fuga no tenía otra intención que la de ver el mar. Los protagonistas vivían en una zona rural no muy lejana a la costa pero nunca habían visto el mar. Hablaban del mar con el herrero del lugar, quien había trabajado en la marina mercante. Tras la primera noche de fuga con dirección a Cassinasco, Gosto decide regresar a su casa. Y el protagonista no renuncia a su sueño y continúa. Cassinasco está en fiestas. Y allí acude a tocar un joven del pueblo de los fugados quien recoge y ayuda al protagonista de la historia.

La ciudad y Chaqueta de cuero son relatos de diez páginas cada uno. La ciudad es un relato en el que el lector asiste a la claudicación de un joven estudiante que decide a quien entregar su vida afectiva por el sistema de "dejarse tomar al asalto". Un joven sin personalidad que pudiendo elegir a una joven valiosa elige dejarse sorprender por la que se le mete en la cama. Y así se alejará de él, aquella con la que hubiera podido formar un hogar y compartir un futuro y una familia. Influencias corrosivas de la vida en la ciudad parece querer subrayar Pavese.

Claro que a continuación nos encontramos en un escenario rural, junto a un río. Allí vemos la cara negra de la vida en matrimonio: apatía en la mujer que se cansa de su vida conyugal, malas contestaciones, en fin, nada que parezca merecer la pena. El testigo es un adolescente que pretende aprender el oficio de pescador de Ceresa, el protagonista y dueño de una chaqueta de cuero. Nora termina por conquistar a Ceresa y después le arruina moralmente con su infidelidad.

Primer Amor de un joven adolescente que descubre en la hermana rubia de su amigo Nino su primer amor; amor platónico pues ella, mucho mayor que él, tiene sus amoríos y destroza el corazón del joven quien la descubre en sus correrías por el campo.

El último relato de este volumen, Historia Íntima, cuenta la historia de otro joven, huérfano de madre, quien vive la historia de amor de su padre viudo por una mujer joven. Al principio la joven rechaza a su padre pero éste consigue, con paciencia y generosidad, el amor de la mujer, la lleva a casa y termina convirtiéndola en el eje de la familia. La Sandina, que así se llamaba, se fue a vivir con el joven después de fallecer su padre y fue entonces cuando realmente llegó a comprender a su padre: "En aquellos tiempos sólo sabía que nada empieza sino al día siguiente". Una buena frase para terminar un relato.