La tumba de Aurora K.

~~Novela de intriga, que llega a ser inquietante en algunos momentos, tal y como preludia el propio título (“La tumba de Aurora K.”), así como el primer capítulo que se desarrolla íntegramente en un cementerio de Estados Unidos durante la exhumación del cadáver de esta mujer. Poco a poco, el lector va conociendo una historia extraordinaria en la que los protagonistas (padre e hija) realizan una exhaustiva investigación para desvelar la verdadera identidad de la mujer que está enterrada en la tumba bajo el nombre de Aurora más la inicial K. (también en este caso, conviene estar atentos a las explicaciones de carácter metaliterario, que son muy interesantes).
 El relato está narrado en primera persona, desde el punto de vista de la protagonista Anna, una joven de 15 años que decide colaborar con su padre para descubrir la identidad de sus abuelos biológicos. Así, la narración comienza “in medias res”, en un momento culminante de la acción, y progresivamente vuelve al pasado para retomar la historia de su familia desde los inicios: durante la guerra civil de Turenia (un país ficticio del centro de Europa), familias enteras tienen que abandonar su casa y su tierra para salvar la vida; con tan solo 3 años, el padre de Anna será entregado a una de estas familias de exiliados para que sobreviva a las matanzas étnicas.  La proximidad del relato en primera persona consigue que los adolescentes se identifiquen fácilmente con la protagonista: con sus emociones, sus sentimientos, sus dudas; igualmente, son propios de estas edades el planteamiento de sus relaciones con la familia y con los amigos, y los errores de la protagonista de los que siempre se debe aprender una lección para la vida.
 El autor Pedro Riera, periodista, vivió la guerra de Bosnia durante dos años (desde 1997) como cronista del conflicto bélico tanto para radio como para televisión.  Toda esta experiencia vivida le sirve como trasfondo para el desarrollo de esta novela, que se puede  considerar un testimonio histórico de lo sucedido en esos años en el centro de Europa. Así, queda patente en el relato (y puede resultar muy educativo para todos los lectores) la atrocidad de las masacres, la crueldad de la limpieza étnica entre pueblos vecinos, la muerte de los inocentes, el dolor de los campos de refugiados y del exilio. De la misma manera, se plantea la necesidad de la persecución y el juicio de los criminales de guerra, aunque en el fondo hay una defensa del pacifismo. Tanto por su contenido como por el estilo vivo y ameno, es un libro recomendable especialmente para los adolescentes.