El comisario Jean-Baptiste Adamsberg, tras unas vacaciones en Islandia, al regresar a Francia se interesa por la muerte de tres ancianos a causa de las picaduras de una Loxosceles Rufescens, más conocida como la reclusa: una araña esquiva y venenosa, pero en ningún caso letal.
Adamsberg, que parece ser el único intrigado por el extraño suceso, comienza a investigar a espaldas de su equipo, enredándose inadvertidamente en una delicada y compleja trama, llena de elaborados equívocos y profundas conexiones, cuyos hilos se remontan a la Edad Media.