Las gafas de la felicidad

Muchas personas acuden a los psicólogos. En la infancia y juventud los problemas se manifiestan como falta de motivación para estudiar y rebeldía. En la adolescencia aparecen los complejos y en ocasiones la soledad. En la vida adulta puede ser el abandono por parte de la pareja, las infidelidades matrimoniales o el sentimiento de fracaso. Siempre la ansiedad y la depresión. Frente a todo ello el psicólogo Rafael Santandreu nos hablará de fortaleza emocional y de los medios para alcanzarla. El autor sigue una corriente que denomina psicología cognitiva, que consiste en actuar sobre las emociones del paciente a través del razonamiento: Hemos nacido para ser felices y ninguna circunstancia puede impedírnoslo si sabemos cómo.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2014 Grijalbo
320
84-253-5212-6

Subtítulo: Descubre tu fortaleza emocional.

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No es fácil hacer la síntesis de un libro que enumera las distintas dificultades psicológicas que pueden aquejar a una persona y su tratamiento. El libro está dividido en dos partes: La terapia cognitiva y su aplicación a distintos supuestos. La premisa de la que parte el autor es la de que tenemos dentro de nosotros los elementos necesarios para ser felices; y eso ahora, no mañana ni cuando se cumplan unos requisitos aleatorios. Un hombre nacido sin brazos ni piernas puede ser un excelente conferenciante, y de hecho Nick Vujicic lo es (pág.58). Si confrontamos sus dificultades con las nuestras éstas son inapreciables. Veamos algunas ideas contenidas en el libro.

El autor recomienda no caer en la terribilitis (pág.64). Lo que nos sucede puede ser malo o muy malo, pero se puede relativizar y racionalizar. A la terribilitis el autor opone la bastantitis. Si tenemos lo que es bastante para sobrevivir: alimento, vestido y un techo, el resto no es imprescindible. Hay que valorar y disfrutar lo que se tiene en cada momento (pág.57). El mundo no es perfecto y para ser feliz no es necesario hacer todo bien, sino con amor (pág.40). Se puede ser una persona humilde a nivel laboral, pero grande a nivel humano (pág.71). El autor recomienda buscar la belleza que hay en nuestro entorno, hacer las cosas despacio y con delectación, disfrutar de la amistad, valorar los pequeños objetivos.

Las superexigencias -insiste- son causa de neurosis; necesitamos proyectos de futuro pero no superexigencias. Tenemos que sentirnos libres, ya sea en los estudios, en el trabajo o en una relación; no sentirnos libres nos conduce directamente a la acedia y la neurosis. Para defender nuestra autoestima recomienda tener unos valores claros, rodearse de personas que piensen como nosotros y estar dispuestos a defender nuestra posición (pág.100). También nuestros defectos nos definen y nos caracterizan, no avergonzarnos de ellos. Por ejemplo, se puede ser un gordo simpático.

Pienso que la única salvedad que hay que hacer a este libro se refiere a la valoración que hace el autor del sexo como una "actividad lúdica y beneficiosa" (pág.255). La libertad debe ir unida a la responsabilidad. Quien no esté dispuesto a responsabilizarse de un posible embarazo, de una enfermedad de transmisión sexual o de un daño psíquico no debería tener relaciones sexuales. Por otra parte el sexo está biológica y finalísticamente ordenado a la intimidad matrimonial y la procreación; vivirlo como algo lúdico probablemente supone falta de madurez.

Pienso que es un detalle de poca valentía por parte del autor, negarse a responder a la cuestión por el sentido de la vida. Es ésta una pregunta recurrente de los que sufren, sea por causas objetivas o subjetivas. No basta con hablar del disfrute, porque objetivamente hay en la vida más que disfrute y felicidad. El mismo autor ha respondido ya a esta pregunta cuando habla de un amor que da sentido a la existencia. La cuestión está en comprender cómo nuestro dolor de hoy puede ser bien y dicha para otros.

En conclusión, las emociones negativas (verguenza, miedo, angustia, etc) son inevitables, pero hay que superarlas, no escapar de ellas. Conviene afrontar nuestros miedos porque "con la evitación la ansiedad crecerá hasta convertirse en neurosis" (pág.296).