Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus

Hombres y mujeres parecen proceder de distintos planetas. Son biológicamente similares, usan las mismas palabras, comparten el mismo espacio geográfico; pero sus códigos de comportamiento, su idioma (lo que quieren expresar con sus palabras), sus valores existenciales... son distintos.

Esta obra es tanto una guía para la comprensión de las actitudes y palabras del sexo opuesto como una propuesta para minimizar desde una perspectiva afectivamente positiva las consecuencias de los desencuentros. Un libro, pues, absolutamente necesario para quienes, viviendo en pareja o con deseos de hacerlo, quieren dar y obtener lo máximo de su amor.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2003 Debolsillo
352
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3
Valoración Socios
3.666668
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Uno de los deterioros más importantes de las últimas décadas se ha producido en la institución matrimonial. Hombres y mujeres siguen contrayendo matrimonio con la ilusión de que su amor sea para siempre, pero la realidad es que hoy los matrimonios que duran toda la vida son una minoría. Posiblemente haya muchas causas y distintos remedios, pero uno de ellos es profundizar en la psicología de la pareja y en los medios terapéuticos para sanar la relación. La tesis de John Gray se centra en las diferencias psicológicas entre hombres y mujeres. El título hace referencia a que hombres y mujeres usamos lenguajes y actitudes afectivas tan distintas como si procediésemos de diversos planetas. Ante las dificultades el hombre calla y la mujer habla: no darse cuenta de ello conlleva el riesgo de malinterpretar las respectivas actitudes. El hombre espera de su pareja reconocimiento y consideración y la mujer cariño. Es frecuente la actitud de "él o ella ya debería saberlo", pero el autor nos recuerda que "para obtener es necesario pedir". El autor es convincente en sus observaciones y diagnósticos. El texto es suficientemente repetitivo para que no pasemos por alto los consejos del autor y aún así acostumbramos a reincidir en los mismos errores. Tenemos la tendencia a silenciar nuestro despecho y frustración, unas veces por orgullo otras para no discutir. Gray propone desahogarlos a través de lo que él llama la Carta de Amor. A través de ella cualquiera de los cónyuges que lo necesite deberá manifestar los siguientes sentimientos: Ira (aquello que le molesta), tristeza (lo que le causa pesar), miedo (aquellos puntos en los que teme que se vea perjudicada la vida en común) y amor (esperanza que aún conserva en el cónyuge y en la relación mutua). A ello deberá añadir, como una postdata, la reacción que espera de la otra parte. No se trata de dejarse llevar por el mal humor, sino de objetivar lo más posible las dificultades. El autor asegura que las Cartas de Amor han salvado miles de matrimonios.