Los libros son tímidos

Es éste un bellísimo texto en primera persona, donde Giulia Alberico, hija de una maestra rural a la que acompañó por diferentes pueblos y escuelas, nos habla, en un relato magnético y maravilloso, de su amor por los libros: la autobiografía de una lectora a través de los títulos que la han acompañado desde que era niña y adolescente (en la Italia de los años 50 y 60), hasta el días de hoy. Libros universales que muchos de nosotros hemos leído también; o libros que querremos leer enseguida una vez cerremos éste. Para todos los gustos, y de todas las épocas. y libros a los que la autora se acerca como muchos de nosotros: primero tocándolos, oliéndolos...

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2011 Periférica
128
978-84-92865-29-1
Valoración CDL
3
Valoración Socios
3.333332
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Imagen de polvorista

Un poema de amor a la literaura. Con un lenguaje enormemente expresivo y de altura literaria, la autora narra su encuentro con los lbros, siendo niña, y las impresiones y recuerdos de su vida en relación a los libros que ha ido leyendo.  

Imagen de Azafrán

La autora, profesora de Literatura, ha tejido una historia personal de su relación con la lectura. El resultado es un texto poético que ensalza el libro, desde su aspecto más formal, la edición, el papel de la edición y su formato hasta el contenido, bien sea en forma narrativa o de poesía.
El lector se sitúa ante un elenco de autores y títulos amalgamados con la propia historia personal de Giulia Alberico y asiste al descubrimiento de páginas que, en la niña primero, después en la joven y más tarde en la mujer madura, han dejado huella. “Durante mi juventud transité entre los libros con una navegación a la vista, pese a que los estudios y la edad me volvían, según iba avanzando, algo más avispada en mis elecciones. Pero la brújula para decir sí o no seguía siendo el placer que me proporcionaba aquel libro o aquel autor. Pensándolo bien, en el fondo, luego he seguido haciendo lo mismo: o las páginas tenían algo que decirme, o no. Desde hace relativamente poco reflexiono sobre la lectura y sobre la literatura, sin miedo ni autocensuras, sin sentirme una incapaz si no aprecio al autor admirado por muchos. Libros chapuceros, escrituras opacas o sólo efectistas, historias construidas sólo con teoría, sin un impulso urgente, sin alma. Ahora tengo el valor de no leerlos, de abandonarlos a su propia incuria. Puedo decir, como Bartleby el escribiente, I would prefer not to, preferiría no hacerlo.” Pág. 98
En nuestro caso, no siempre el lector tiene acceso a una obra de literatura de las que permanecen o permanecerán como fundamentales para la cultura. Es difícil. Depende la suerte, de que los editores de su propio país elijan y publiquen con criterio trascendental y no solo con intención crematística. También es necesario que hasta el editor lleguen las joyas y que ellos acierten a reconocerlas. Posteriormente están los libreros. Giulia Alberico dedica algunos párrafos apara exaltar las virtudes de aquellos que leen los libros antes de venderlos, que aconsejan el libro adecuado a cada lector. Y por último está el lector. Hoy en día, a través de internet, el lector accede a información, opiniones de otros lectores que le han precedido en la lectura del libro que se propone leer. Hay sitios en internet que pueden merecer nuestra confianza. ¿Cómo elegir esos sitios? Se trata de probar.
De todas formas es interesante ver el elenco de autores y obras que Giulia Alberico señala como fundamentales. Lo sorprendente es el peso que los autores norteamericanos del siglo XX en esa lista. Casi el 50% suponen los autores en lengua inglesa, norteamericanos e ingleses. Otra cuarta parte lo ocupan autores italianos, como es lógico. También hay algunos españoles, e hispanoamericanos. Y un ruso.
Para Giulia la elección de un libro es algo muy personal. “Los libros son tímidos, pensaba, quieren estar sólo con quien lo ha elegido, no les gustan las manos extrañas.” Pág. 39
“Siempre he olfateado los libros, al igual que los cuadernos, con un gesto instintivo, primario animal. Creo además que el olfato es el más potente de los sentidos. En todo caso, el que posee mayor poder evocador. Sirve para comprender (…)
En cuanto al olor de los libros, los olores son extraordinariamente variados. Las páginas brillantes, con las reproducciones de cuadros o fotografías, huelen a ácido, como los bocadillos envueltos en celofán que se venden en las estaciones; las páginas muy delgadas de papel de biblia de los Meridiani huelen a lencería seca y planchada. Las páginas de los libros viejos huelen a polvos de tocador comprimidos, a polvos de talco, huelen a frasco de cristal vacío que durante un tiempo contuvo un perfume de magnolia o de nardo.” Pág. 92
“No leer nunca es como ir al mar y no meterse en el agua.” Pág. 97
Un libro breve e intenso, especial para lectores avezados y estudiosos de la literatura universal. Eso sí. No tiene, el lector, que estar de acuerdo con la totalidad de títulos que Giulia Alberico considera imprescindibles. Hay alguno que yo no mencionaría.