Misterios a domicilio 1. Pistas apestosas

Novela infantil sobre el cuidado de las mascotas y la vida en comunidad en un bloque de pisos. Se trata del primer libro de una serie titulada “Misterios a domicilio”, en la que las indagaciones detectivescas van a tener un papel fundamental. Los protagonistas son dos hermanos mellizos, Hugo y Olivia, que tienen diez años y han conseguido, después de muchos ruegos y negociaciones, que sus padres les permitan tener una pequeña mascota: una perrita de labrador negro llamada “Troya”. La trama se inicia con el cuidado del cachorro y su adiestramiento para mantener la higiene en casa y en el edificio en que viven. Hasta que un día la perrita desaparece…

Narrada en primera persona por el propio protagonista, Hugo, el relato está plagado de comentarios divertidos y llenos de desparpajo e ingenuidad, con las observaciones propias de un niño de diez años sobre la realidad circundante: sus padres, los vecinos, los amigos, el colegio. Y, sobre todo, una atracción irresistible hacia todo lo escatológico, muy característica del mundo infantil, y que les permitirá seguir el rastro de la perrita hasta encontrarla.  

La mayor parte de la acción se desarrolla en el edificio donde vive la familia, el número 24 de la Calle de la Pera, que inevitablemente recuerda a 13, Rue del Percebe, la historieta sobre un divertido y peculiar vecindario que para el tebeo creó Francisco Ibáñez en 1961. De igual forma, en este relato, la investigación sobre la desaparición de la perrita llevará a la familia Martín por todos los pisos del inmueble, dando a conocer las vidas privadas de sus vecinos: los Martínez Martínez del bebé llorón, el vecino inglés, la cotilla profesional, las ancianas sordas, o el vecino persiana que siempre se enrolla. Tanto por el lenguaje, ameno y divertido, como por los temas tratados (las relaciones familiares, la amistad, la soledad de los ancianos, etc.) se considera una lectura muy recomendable.