Pedir la luna

El día cuatro de Enero del año 2.000 Constanza Morales cruza el Parque del Retiro camino de su trabajo. Va deprisa en la mañana helada mientras recuerda cómo fue su vida en el último año del siglo y del Milenio. A causa de una pelea con su hermana, que involucra a toda la familia, a principios del año, deja su Sevilla natal y se traslada a Madrid. Allí sólo conoce a una prima de su padre, la tía Flora y su marido, Bernardo; son un matrimonio sin hijos y la acogen con gran afecto, y a un chico, Francis, que conoció en el tren y le gustó mucho. Pronto ensancha el círculo de sus amistades, la chica que le busca un piso donde vivir, los habitantes de los otros pisos en la casa, amigas de la tía Flora, compañeros de trabajo... Le ocurren más cosas de las que esperaba y aprende que muchas de ellas no son lo que al principio parecían.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2018 Biblioteca Online
274
978-84-15998-99
Valoración CDL
2
Valoración Socios
2.5
Average: 2.5 (4 votes)
Interpretación
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Género: 

Comentarios

Imagen de cattus

La novela es interesante en cuanto que describe unos ambientes muy actuales con sus luces y sombras, aunque hay algunas coincidencias en la vida de la protagonista y de su amiga Misi que resultan casi inverosímiles. Pienso que hubiera necesitado una revisión a fondo, antes de publicarse, porque abundan los errores ortográficos, sintácticos y morfológicos y esto desmerece de una autora de obras de más calidad que esta.

 

Imagen de fcrosas

Decepcionado. Me parece que la historia está mejor contada que en el Lubricán.

Tiene momentos amables, incluso entrañables, pero el hedor de lo políticamente correcto arruina el conjunto.

Imagen de José Ignacio Peláez Albendea

La autora es una reconocida escritora con novelas como El Lubricán, Premio de Novela Café Gijón, Por donde sale el sol y otras obras, entre las que destaca también la colección de relatos La puerta de los sueños, Premio Fastenrath de la Real Academia de la Lengua.

En esta novela inicia la Trilogía del Tercer Milenio, que aborda las relaciones personales y familiares contemporáneas con realismo y con hondura: la amistad, las relaciones de pareja, el trato entre padres e hijos cuando estos se hacen mayores, las relaciones de vecindad en un inmueble situado en el barrio de Salamanca en Madrid, en la Calle Pintor Morales, 25, donde vive también una pareja de homosexuales. La novela muestra los intereses y preocupaciones, las alegrías y penas de unos y otros vecinos.

La protagonista de la novela es Costanza Morales, joven profesional que viene a la capital para trabajar, huyendo de algún modo de la casa de sus padres en Sevilla, después de un desengaño amoroso..

La narradora también es Costanza Morales, y la novela discurre con agilidad por los abundantes diálogos, modo habitual de la autora para presentar personajes y hacer avanzar la trama. Con estos elementos y con una cuidadosa elaboración de las conversaciones, que fluyen como la vida misma, y una inteligente dosificación de la información al lector, la historia avanza y atrapa. Interesan los personajes y se presenta el bien como bien y el mal como mal: hay una visión de fondo de la persona y lo que la hace alcanzar la plenitud con matriz de antropología cristiana; hay personas que acuden a Dios y rezan por sus problemas y le agradecen los dones que reciben. Hay personajes generosos, de gran talla humana, y otros con comportamientos egoístas, que producen rechazo, pero todos ellos son tratados con respeto.

El tiempo de la novela son siete meses, los últimos del milenio y los primeros días del año dos mil, y también aparecen los temores y expectativas ante el cambio de milenio.

La mirada femenina de la autora aporta color y realidad al fijarse en los modos de vestir y aspecto de los personajes –color de los ojos, facciones-, mobiliario de las habitaciones, compras en tiendas, menú y preparación de las comidas y cenas y rasgos del carácter que se resaltan en los diálogos.

En la novela, la joven protagonista crece y madura con las adversidades, durezas y alegrias de la vida, y de algún modo también se puede entender como una novela de aprendizaje.

El final es abierto a unas posibilidades que llenan de esperanza a la protagonista, pero entiendo que esta novela seguirá en las otras dos entregas que se anuncian en el encabecimiento.

Imagen de acabrero

García-Valdecasas, con su saber hacer en el campo de las novelas, nos cuenta una  historia truculenta de su barrio. Con abundancia de detalles sobre casas, muebles, vestidos y comidas -va con la autora- nos cuenta una historia que puede ocurrir hoy y ahora en Madrid, en el barrio de Salamanca -como es este caso- o en el barrio de San Chinarro, y en Valencia o Málaga. Podemos decir que, por desgracia, es la vida misma, es lo que ocurre. Y así lo ve la autora y quiere contarnos una de esas historias, con sus desmanes y sus engaños, y también con sus emociones. Leer artículo >>