Psicología y vida espiritual

Libro sapiencial, cargado de ciencia y de experiencia vivas, suscita el gusto por conocer algunos aspectos de la psicopatología para llegar a un cabal entendimiento del alma humana, a través de páginas luminosas por su belleza e impregnadas de sentido práctico. El autor, médico y teólogo, explica con rigor y claridad las relaciones entre la psicología y la vida espiritual: se trata de ámbitos distintos, pero con una relación complementaria.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2008 Rialp
254
978-84-321-3690-0

Buena edición, de cómoda lectura, como acontece con los libros de la colección Vértice de Rialp.

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Imagen de guileto

Interesantísimo libro. Rebosa claridad en una materia dónde casi todos los especialistas tienden a ser complejos y farragosos. Es valiente al analizar los diferentes sistemas y autores. La exposición histórica es muy útil para ver la evoluicón de la ciencia medica en este terreno. Pero lo más interesante me parece la última parte en donde hay una análisis muy útil de las enfermedades, al diferenciación entre lo que son psicosis y situaciones ascéticas, el discernimiento tanto vocacional como ante fenómenos místicos, etc. Necesario para todos los que se dedican a la dirección espiritual

Imagen de enc

Juan Bautista Torelló trabajó como psiquiatra en Viena, cerca de Victor Frankl, de ahí que en “Psicología y vida espiritual” haga una gran descripción de la maduración de la personalidad y de las neurosis. Sacerdote, los valores espirituales no le son ajenos. Uno tiende a pensar que el egocentrismo es un defecto demasiado frecuente en las personas como para que nos pueda llamar la atención. Torelló explica, siguiendo a Künkel, Allers y Frankl, que la persona incapaz de superar el egocentrismo en la edad adulta demuestra que no ha madurado y tiene grandes posibilidades de sufrir una neurosis. Es una especie de ceguera sobre la realidad de la vida, una enfermedad “sobre la concepción del mundo”. El hombre es un ser relacional y el egocentrismo es la negación de esa realidad. El autor trata de la falsa culpa que el neurótico se imputa a sí mismo porque se ve fracasado: se ha colocado tan alto a sí mismo en su imaginación que no puede soportar confrontar la realidad con ese "yo" idealizado. Trata de ser impecable, humanamente perfecto, y sólo obtiene la angustia, el bloqueo emocional, la inadaptación, la impaciencia y finalmente la rebelión. Sin embargo la angustia le está ofreciendo una oportunidad para conocerse y cambiar su personalidad en realista y objetiva. El psicólogo tiene que descubrir dónde se encuentra el error primordial del sujeto en su concepción del mundo y de la vida, cuidando de no reforzar el ensimismamiento ni el sentido de culpabilidad; descubrir los objetivos posibles para el paciente que, en esa situación, no serán objetivos maximalistas, sino sencillos y progresivos. Torelló describe “la pasión del hombre moderno”, que empieza enarbolando la bandera del relativismo para, a continuación, buscar falsas seguridades como la que le proporcionan los fármacos (“la cultura de los analgésicos”), sin darse cuenta de que estos atenúan el dolor pero no lo curan. Después se obsesiona por la búsqueda del placer como sucedáneo de la alegría. La alegría es algo distinto del placer, afirma el autor, y se puede sentir más allá de las lágrimas. Los hombres buscan consuelo pero “sólo Dios consuela realmente”. Torelló dedica los capítulos finales al estudio de la vocación y de la vida matrimonial. También se refiere a la mística y a los fenómenos sobrenaturales –las apariciones- como algo que cae fuera de la capacidad de discernimiento del psicólogo.

Imagen de cattus

El autor, afincado en Viena desde hace muchos años, es un intelectual de primera línea, por su condición de psiquiatra y de sacerdote, está especialmente capacitado para tratar de aspectos de la antropología relacionados, pero no equivalentes, como son la psicología y la vida espiritual. Torelló expone las diferencias, los límites, y señala también la importancia de que tanto médicos, como sacerdotes o personas implicadas en la formación de otros, tengan unos conocimientos básicos, para afrontar mejor sus respectivas tareas. Abundan los ejemplos, las citas de expertos en psiquiatría o en mística... Un libro muy sugerente.