Segunda casa

Una mujer invita a un prestigioso pintor a pasar una temporada con ella y su familia en una casa de invitados que acaban de construir junto a la remota marisma en la que viven; profundamente conmovida por su pintura, alberga la esperanza de que la particular mirada del artista ilumine desde una nueva perspectiva su propia existencia. La visita alterará la quietud de su vida y le revelará aspectos tan singulares de la existencia humana como la distancia que separa la realidad de las ficciones que nos construimos, las sutiles dinámicas de poder que dominan nuestras relaciones, en especial entre hombres y mujeres, o lo difícil que resulta ser auténticamente libre.

Segunda casa añade una pieza clave a la admiradísima obra novelística de Rachel Cusk, una autora capaz de seguir sorprendiendo a sus numerosos lectores con la inconfundible originalidad, profundidad y penetración psicológica de su literatura. Una novela de una asombrosa perfección formal que, a través de la meticulosa indagación en nuestros deseos y contradicciones, nos demuestra que el arte puede ser tan salvífico como destructivo.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2021 Libros del Asteroide
184
978-84-17977-76-4

Traducción de Catalina Martínez Muñoz

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Imagen de JavierCanals

Novela sorprendente y altamente sugestiva de esta autora canadiense, conocida sobre todo por una interesante trilogía formada por A contraluz, Tránsito y Prestigio. El relato en primera persona, narrado por una supuesta escritora plagada de complejos y experiencias conflictivas en forma de cartas a un conocido, trata del arte y los artistas, de la dificultad de encontrar el propio lugar en el mundo, del atractivo de una vida sin pretensiones y de lo difícil que es prever nuestras reacciones o las de los demás ante una situación extrema. Como la autora reconoce al final, la novela es un homenaje a Mabel Dodge Luhan, mecenas del arte estadounidense en los años 60 del siglo pasado, que hospedó durante algún tiempo al autor británico D.H. Lawrence.
Después de relatar la decisión de construir una segunda casa en la propiedad de Tony, el marido de la narradora, esta invita a un conocido pintor —denominado sencillamente L., cuyas obras la impresionaron durante una exposición en París—, a pasar una temporada en esta casa de invitados. Pero L. acude con una excéntrica mujer, Brett, y también coinciden en la casa la hija de la narradora, Justine, y su novio alemán Kurt. Desde el comienzo, la estancia del artista se desarrolla de un modo completamente diferente al esperado por la anfitriona.
Me parece una obra muy recomendable, como casi todo lo que se publica en los Libros del Asteroide.

Imagen de amd

Novela psicológica, inspirada en el mundo del arte y sus contradicciones. El relato está escrito en primera persona por la protagonista que rememora de forma fragmentaria momentos cruciales de su vida caótica y atormentada: la visión de una mujer ya madura, de personalidad difícil, con un pasado poco claro que le genera inseguridad y baja autoestima. Así, en la primera página de la narración, le relata a su interlocutor un hecho muy significativo que marca la perspectiva y el enfoque del relato: “Una vez te hablé, Jeffers, de cuando me encontré con el diablo en un tren, saliendo de París, y de cómo desde entonces el mal que normalmente acecha bajo la superficie de las cosas sin que nadie lo moleste se sublevó y arremetió contra todas las partes de la vida” (p. 7).

A lo largo de la novela, la protagonista recuerda hechos de su infancia, el choque constante entre sus deseos y la realidad, la rebeldía de la juventud, el nacimiento de su hija Justine y la estabilidad de su segundo matrimonio, la unión de dos seres contrarios, que aparentemente le ha proporcionado una vida dulce y apacible en la marisma. Pero el suceso más importante, en torno al que gira la novela, es su encuentro con los cuadros y acuarelas de L, en los que descubre reflejados sus propios sentimientos y quizá una vía de escape y de comprensión. Conmovida por esta obra pictórica, decide invitar al pintor a pasar unas vacaciones de verano en su “segunda casa”. En la marisma, el matrimonio había construido una cabaña para invitados donde los amigos podían hacer su vida de forma independiente, alejados de la familia. Pero el pintor, “ácido, airado y rebelde”, ya decadente, llega acompañado por Brett, joven, rubia y guapa: de esta forma, nada resultará ese verano como la protagonista había imaginado; porque el artista no debe identificarse con su obra, y ambos (obra y autor) pueden tener un poder salvador o destructor.

Esta novela de Rachel Cusk está inspirada en una historia real recogida en la crónica “Lorenzo en Taos”, que escribió Mabel Dodge Luhan. En ella, Mabel relata la estancia del escritor D.H. Lawrence en su casa de Taos, Nuevo México. Con esta versión sobre el tema, Rachel Cusk quiere rendir tributo al espíritu de esta mujer, aunque en  su relato la figura del artista invitado corresponde a un pintor y no a un escritor. En conclusión y en palabras  del propio D.H.Lawrence “Nunca te fíes del artista… La auténtica función del crítico es salvar la narración (la obra) del artista que la creó”.