El autor comienza su relato a partir del final de la Última Cena (verdadero inicio espiritual de la pasión), cuando Jesús se dirige con sus apóstoles hacia el Huerto de Getsemaní. A partir de ahí sigue paso a paso los relatos de la Pasión y nos da un cuadro acabado y detallista en el que recoge las aportaciones de los mejores comentaristas, además de algunos literatos como Bernanos o Papini, y, por supuesto, sus propias reflexiones. En ocasiones presenta opiniones dispares, pero se decanta siempre por un criterio certero, que es el relato evangélico. Porque Francisco de Mier sabe que hay que anteponer la historia, que nos ha sido comunicada por los Evangelios, a la elucubración. Y que a partir de ella se puede ahondar en la fe y también proyectar las enseñanzas de esos momentos relevantes de la vida de Jesús sobre nuestra propia vida. En la historia de Jesús se ilumina, y también se jugaba, la de cada uno de nosotros.