Frente al neomalthusianismo y todas aquellas interpretaciones que llevan a la indiferencia o la resignación ante la pobreza, Silvie Brunel, geógrafa francesa y directora científica de la ONG Acción contra el hambre, propone un diagnóstico que llama a la solidaridad personal e internacional. Elemento clave de toda su argumentación es la esperanza en el ser humano, así como la profusión de datos con los que la autora rebate el tópico de la escasez de recursos y el control demográfico.
