filosofía

Los autores reúnen las pruebas antiguas y modernas sobre la existencia de Dios. Se centran en tres aspectos principales: Pruebas cosmológicas que excluyen la eternidad del Universo, pruebas biológicas que excluyen el azar como causa de la aparición de la vida en nuestro planeta, y, pruebas filosóficas que afirman que todo lo que existe está causado por algo: el principio de causalidad.

El autor aborda el tema de la relación entre ciencia y religión combinando diversos enfoques (históricos, cultural, testimonial, divulgativo, sociológico) y prestando especial atención a los debates científicos actuales y de los últimos siglos. Considera que una mirada sin prejuicios lleva a la idea de Dios como ser real creador. El azar no puede dar razón del universo, de la vida, de la persona humana. Se apoya en abundante documentación y con un estilo divulgativo aunque profundo. 

Siete conferencias del autor (1908-2001) en el Colegio Libre de Eméritos de Madrid, publicadas en 1996. Si quisiéramos ser exactos habría que titular el libro como El problema intelectual de ser cristiano.

La tesis del autor es la de que se han dado diferentes modos de ser cristiano a lo largo de la historia (Antigua, Media, Moderna y Contemporánea) y analiza las opciones religiosas en la sociedad actual, secularizada y pluralista.

Con su poderoso lenguaje, hecho de imágenes e historias memorables, el cine nos vuelve a plantear las grandes cuestiones que atañen al ser humano. La pregunta sobre Dios, una de las más apremiantes, ha sido explorada por películas tan densas como las de Carl Theodor Dreyer, Robert Bresson, Ingmar Bergman o Andréi Tarkovski, pero también por otras más asequibles al gran público como las de Fred Zinnemann, Alfred Hitchcock o Woody Allen.

Esta obra está compuesta por once trabajos escritos por filósofos y juristas-filósofos de diversas universidades y países, cada uno de ellos dedicado a una rama de la filosofía o a un aspecto de la relación entre la filosofía y el Derecho.

Innumerables dinamismos nos envuelven, y se despliegan con regularidad ante nosotros, dando lugar a la idea de orden natural, y a toda una serie de preguntas asociadas con esta idea: ¿Hasta dónde se extiende el orden natural? ¿Se trata de un orden objetivo o de una construcción instrumental humana? ¿Posee un carácter determinado? ¿Es necesario? ¿Es intencional? ¿Es bello? ¿Hasta qué punto cabe esperar que resulte accesible al entendimiento humano?

¿Cómo se supera una ruptura sentimental? ¿Cómo se afronta la muerte de un ser querido? ¿Cuánto necesitamos comprar para ser felices? ¿Decir «yo también» es lo mismo que decir «te quiero»? ¿Cuándo deberíamos fiarnos de la Wikipedia? ¿Debe un hombre ser feminista? ¿Sirve de algo rezar?

Guy, centro de un nutrido círculo de familiares y amigos, está en su lecho de muerte. Sus ojos releen por última vez la «Odisea» mientras su esposa Gertrude recibe el apoyo de una cohorte de allegados (intelectuales, artistas, abogados y miembros del Parlamento) que se dejan caer por la casa cada semana.