Nacido el 7 de junio de 1966 en Carabanchel, Madrid. Estudió Derecho en la Universidad Complutense y ejerció como abogado de empresa desde 1992 hasta 2002. Ha escrito relatos, artículos y ensayos literarios, pero es conocido principalmente por sus novelas. En sus primeras novelas, "La flaqueza del bolchevique" (finalista del Premio Nadal 1997, adaptada al cine por Manuel Martín Cuenca), "Noviembre sin violetas" (1995) y "La sustancia interior" (1996), "El urinario", "El ángel oculto", "El nombre de los nuestros", "Carta blanca" (Premio Primavera 2004), "Niños feroces", se advertía su capacidad para crear ambientes inquietantes y salpicarlos con toques de humor. En 1998 le correspondería el premio El Ojo Crítico por "El lejano país de los estanques", en la que nos presenta a una atípica pareja de guardias civiles: el sargento Bevilaque y la guardia Chamorro. En el año 2000 ganó el Nadal con "El alquimista impaciente", segunda novela de Vila y la guardia Chamorro. Los investigadores Vila y Virgina protagonizan también "La niebla y la doncella" (2002), "Nadie vale más que otro" (2004), "La reina sin espejo" (2005), "La estrategia del agua", "La marca del meridiano (Premio Planeta 2012), "Los cuerpos extraños" (2014) y "Donde los escorpiones" (2016). Su pareja es Noemí Trujillo, coautora de alguna de las novelas de Silva.
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A Lorenzo Silva le debemos
A Lorenzo Silva le debemos escribir sobre la realidad actual de España, no sobre la Guerra Civil, la Revolución de octubre u otras antiguallas ideológicamente decrépitas. La realidad actual de España está compuesta de especulación y corrupción en "El alquimista impaciente"; de tensiones territoriales en "La sombra del meridiano", o políticos inseguros de sí mismos en "Y al final la guerra". En España sigue habiendo una parte sana, no ideologizada, que en la serie de Bevilaqua y Chamorro está representada nada menos que por un guardia-civil; nacido en Uruguay de madre española, licenciado en Psicología, divorciado, con un hijo y una hipoteca, que investiga crímenes para la Unidad Central de Investigación de la Guardia Civil. Se apellida Bevilaqua y sus recuerdos de infancia le sitúan en las márgenes del Río de la Plata; o sea que nuestro español es un "sudaca". Sus colaboradores son tan españoles como podamos serlo tú o yo, lector -basta con quererlo-, Chamorro, Arnau, López, Pereira...; andaluces, gallegos o valencianos por nacimiento, todos madrileños de adopción, porque Madrid es patrimonio común de los españoles.
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