Anima mundi

La novela narra, en primera persona, la vida de Walter, que se desarrolla en tres etapas: la primera parte, titulada "Fuego", describe su infancia y adolescencia; la segunda, "Tierra", muestra el momento en que el idealismo se confronta con el trabajo, el dinero, la vida mundana y sentimental; y una tercera parte, "Viento", describe la situación actual, cuyo centro es el redescubrimiento del espíritu.
El libro recorre estas tres etapas a través de la amistad del protagonista con Andrea, un muchacho de su edad; sólo al final aparece otro personaje decisivo, sor Irene, una monja anciana, que será quien ayude a Walter, que ya supera los treinta años, a dar un sentido a su vida ("Me gustaba poner como medio de salvación a una monja, ahora que la estupidez del mundo las ridiculiza").
El libro es una historia dura, a veces cruda, de varias vidas fracasadas que, gracias a un golpe final, acaban con una puerta abierta a la esperanza: ese golpe es el "viento" de la gracia, que se presenta casi inesperada y, desde luego, gratuita. "Pienso que la gracia es algo que tenemos dentro de nosotros -ha declarado la autora-. Por desgracia, está sepultada bajo tantas cosas inútiles, bajo tanta basura, si se puede decir así, que se hace imposible descubrirla. Creo que la gracia es la percepción de la parte divina, de amor, que hay en cada uno de nosotros. Pero es necesaria una gran humildad para aceptarla. La gracia es la condición más plena de la existencia".
Según Tamaro, Anima mundi es una novela sobre el mal. "La mía es una literatura de reflexión y en esta reflexión el mal ocupa un puesto central. Yo hablo siempre del bien, del mal, del destino, del libre albedrío, de la influencia que pueden tener las acciones concretas. En este sentido sigo una inspiración ética e incluso espiritual. Mis personajes se interrogan, se preguntan si la vida acaba aquí o si más allá hay otra realidad".
En definitiva un libro muy sugerente, atrayente, que ha tenido un gran éxito de público en todo el mundo.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1996 Seix Barral Ed.
281
Valoración CDL
3
Valoración Socios
2.777776
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Género: 

Comentarios

Imagen de enc

No termino de descubrir el interés de las novelas de Susana Tamaro. Una novela requiere unidad, de la que éstas carecen. Unicamente podríamos invocar como denominador común la amargura, el negativismo, pero es muy forzado tener que aceptar estos como valores. La autora divide la novela en tres periodos. En el primero relata la infancia y juventud de Walter, con un padre alcohólico que llama a su hijo marica porque le gusta leer. En el segundo periodo, Walter se va a vivir a Roma, donde tratará de salir adelante por medio de la literatura y se siente manejado por todos. En la última parte, vuelve a la que fue su ciudad natal, en el norte de Italia, y busca a su amigo de juventud y casi mentor, Andrea.

No sé si debemos calificar esta novela como psicológica, ya que el protagonista y narrador nos traslada sus pensamientos; filosófica, dado que la autora filosofa abundantemente acerca de la vida; o sociológica, dibujo de unos personajes tomados de la realidad. Me inclino por esto último. Hay momentos en los que las observaciones de Tamaro son perspicaces y el lector puede -solo puede- compartirlas; por ejemplo cuando trata acerca de la situación cultural y política de Italia -"un país cansado, demasiadas veces estafado"-. Los mismos personajes hablan en los años setenta de la revolución y en los ochenta de dinero, política, gastronomía y viajes. Tampoco es muy distinto del resto de Europa occidental, incluída España.

Sobre el estilo literario podemos decir que Anima mundi contiene algunas comparaciones y metáforas valiosas, pero por lo demás la prosa es llana, nada especial. Tampoco podemos decir que tenga algo que sea propiamente un argumento. Podemos señalar que, cuando en una novela hay dos personajes principales -y se supone que Walter y Andrea lo son-, conviene que uno de ellos sea la antítesis del otro, y, en este caso, Andrea es aún más negativo que Walter y termina abandonando voluntariamente la escena. En cuanto al título, tampoco se nos ocurre qué relación guarda con el texto, salvo que aceptemos que el mal es el alma del mundo y de la sociedad, algo con lo que no podemos estar de acuerdo.

Por su negativismo, no recomendaría la lectura de esta novela a alguien joven, no suficientemente crítico. Ya hay demasiados suicidios en la realidad como para alentarlos con este tipo de novelas. Tampoco imagino por qué la figura de una monja tan especial pueda introducir un rayo de fe o de esperanza en el relato.

Imagen de Rubito

La novela está bien hecha, tiene fuerza y una evidente proporción en los tiempos, modos y recursos con que la autora la dota. Quizá pueden verse personajes demasiado literarios, de aristas y contornos tan definidos como exagerados, que parecen servir demasiado a la idea de fondo - la “moralina” de unos, el “mensaje” de otros -. Pero en cualquier caso una novela a tener en cuenta, sin expectativas desmesuradas de ningún tipo.

(de Ángel García Prieto)

Imagen de Luciano Pou Sabate

"Anima mundi” me parece genial, con un valor espiritual y en cierto modo apologético, y aunque tiene una parte donde remarca el mal (incluye una página con erotismo), el sentido profundo del relato señala un proceso del alma en sus tres fases: infancia y tierra, turbulencia de juventud y fuego, para pasar purificada por el reconocimiento del pecado y la apertura al perdón hacia la fase del Espíritu, del aire. Por eso algunos autores como el cardenal Martini la han alabado tanto. Pienso que requiere, para una lectura provechosa, una cierta edad y formación.

Imagen de LYA

Yo diría que es una novela que suscita diversidad de opiniones, probablemente como les pasa a todas las novelas de Susana Tamaro. Probablemente los otros libros -"Querida Matilda" "El misterio y lo desconocido"- no tienen tanto problema, son más claros de planteamiento. En esta novela volvemos a encontrarnos con dos vidas difíciles, muy duras. Parece que en Susana Tamaro todo es un poco amargo.