La guerra de los bóers

Recopilación de las crónicas sobre la guerra de los bóers enviadas por Winston Churchill al diario londinense “Morning Post”. Abarcan desde el 26 de octubre de 1899 hasta el 14 de junio de 1900 y están centradas en la evolución de la campaña militar. Las crónicas fueron publicadas por su autor en dos volúmenes: “De Londres a Ladysmith pasando por Pretoria”, en 1900, y “La marcha de Ian Hamilton”, en 1902. “La guerra de los Boers” reúne ambos libros.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2006 Turner
479
978-84-7506-697-4

Edición original en inglés en 1900 y 1902.

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En 1899, el extremo sur de África se encontraba dividido en dos zonas: Las colonias inglesas de El Cabo y Natal y las Repúblicas interiores de Orange y Transvaal. Éstas las ocupaban los boers, granjeros de origen holandés, que se habían ido alejando de la costa para evitar la dominación británica. En 1833 Gran Bretaña declaró ilegal la esclavitud en todos sus dominios y los boers, que todavía utilizaban esclavos negros, constituyeron el Estado Libre de Orange y la República de Transvaal con sus propias leyes. Se atribuye a Sir Cecil Rhodes, explorador y colonizador británico, la idea de fusionar los cuatro territorios bajo la soberanía de la Corona. En Transvaal se habían descubierto importantes yacimientos auríferos y los boers estaban convencidos de que lo único que deseaban los ingleses era el oro. El 12 de octubre de 1899 estalló la guerra: los boers invadieron Natal y pusieron cerco a Ladysmith, núcleo ferroviario y acantonamiento militar. La reacción en la Metrópoli fue de estupefacción; la doctrina oficial era que unos granjeros mal armados no podían hacer frente al Ejército británico; pero los boers tenían armamento moderno, instructores y estaban apoyados por voluntarios centroeuropeos. Aun así era imposible que pudieran ganar la guerra y ésta terminó dos años más tarde con la victoria de los ingleses y la anexión de Sudáfrica al Imperio. "¿Por qué no reconocen los ingleses que somos una nación?" –preguntan los prisioneros a Churchill. La guerra de los boers guarda un cierto paralelismo con la guerra de Secesión americana; en ambos casos nos encontramos con estilos de vida distintos dentro de un mismo país, que pretenden servir de base para la constituciónde Estados independientes y un denominador común: el interés por servirse del hombre negro. Los boers odiaban a los ingleses a pesar de que muchos británicos vivían entre ellos; por su parte la Metrópoli despreciaba a los granjeros. Gran Bretaña defendía una política liberal y de progreso, dirigida por ella misma; los boers, calvinistas, se consideraban a sí mismos los "puros", aborrecían el capitalismo y desde un principio adoptaron el segregacionismo racial frente a la población autóctona. Los ingleses ganaron la guerra, pero los afrikáners impusieron sus principios. Sudáfrica se declaró República independiente en 1961, abandonó la Commonwealth y dictó una legislación racista. La explotación de las minas de oro y diamantes, que tanto aborrecían, enriqueció al país y multiplicó el problema de la mano de obra africana. Por último los granjeros, que "sólo deseaban ser respetados como nación", se anexionaron Namibia contra el mandato de Naciones Unidas y financiaron guerrillas anticomunistas en los estados vecinos. En conclusión: todos deseamos únicamente ser libres hasta que encontramos a otro a quien esclavizar. El libro menciona sólo de pasada la situación política y se centra en las operaciones militares. El estilo de Churchill es periodístico: frases más o menos largas, punto y seguido. Se lee muy bien y resulta interesante.